La sensación de sábanas siendo removidas, pasos y luz del sol colándose por entre las cortinas terminó por despertar al minino que tranquilo tomaba su siesta. Atolondrado, las orejitas color blanco del chico se removieron, percibiendo los sonidos que la otra persona hacía.
—Lixie, ya es hora de merendar— acotó el castaño con orejitas y cola de cachorro. En respuesta, la bola de pelos envuelta en sábanas gruñó.
—No quiero.
—Felix, vamos— Seungmin tiró de las colchas en un intento de destaparlo, recibiendo un golpe en el dorse de las manos con una cola—. ¿Es en serio? Si sigues durmiendo al rato no podrás hacerlo.
—Déjame.
—Lixie...— otro gruñido— si no te levantas por las buenas haré que lo hagas por las malas.
Al ya no recibir respuesta, el menor bufó antes de salir de la habitación en busca del plan B para despertar a su perezoso novio. En cuanto dio con el rociador de agua regresó a paso decidido, arrebatando las sábanas del cuerpo ajeno y comenzando a mojarlo. Como resultado, Felix se erizó de pies a cabeza y brincó aterrado fuera del colchón, cayendo al piso.
—¡Seungmin-ah!— chilló el rubio sacudiendo la cabeza. Sus ojos se habían tornado felinos y sus dientes afilados, en un gesto de clara molestia.
—Te lo advertí Lix. No me pongas esa ca... — ni siquiera terminó de hablar cuando fue empujado hacia el piso. Tras un par de segundos desorientado notó que el australiano se le había lanzado encima. Al notar que este comenzaba a convertirse en su forma animal él tampoco perdió el tiempo y pronto, donde había dos jóvenes ahora habían un gato blanco y un perrito de pelaje café.
Sus prendas acabaron en el suelo y rápidamente fueron pisadas por las patitas de ambos animales, los cuales iniciaron una persecución en el piso antes de subir a la cama, dando vueltas y golpecitos al contrario, yéndose encima del otro. Sin embargo, Seungmin volvió a su forma humana cuando el felino comenzó a morderlo, clavando sus colmillos en su suave piel.
—¡Ah! ¡Lixie, no me muerdas!— con firmeza tomó al gato del pellejo y lo alejó de su pierna, notando hilillos de sangre escurrir por donde el mayor le había mordido, sacándole siseos de dolor. Mostró sus caninos y el otro bajó la cabeza en señal de sumisión—. Gato malo.
Al verlo ya calmado, Seungmin soltó a Felix y este caminó hasta sus heridas y comenzó a lamer, maullando en señal de disculpa una vez terminó y la sangre dejó de salir. Luego de eso, cambió a humano nuevamente. Seungmin estaba cruzado de brazos y tenía el ceño fruncido.
—Perdón, Minnie— murmuró con las orejas caídas. Su cola se movía lentamente entre las sábanas y sus manos estaban entrelazadas sobre su regazo. El castaño bufó pero pronto palmeó su cabeza.
—Gato tonto— regañó antes de bajarse de la cama y caminar hasta sus prendas, haciendo amago de colocárselas de nuevo. En eso apenas estaba cuando sintió los brazos de su pareja rodearlo por la cintura, y su delgada cola enrollarse en su muslo a modo de demostrarle afecto. Besitos cubrieron su cuello y tuvo que hacerse de mucha fortaleza mental cuando el felino comenzó a ronronear.
Por Dios, Seungmin. Contrólate u hoy no van a salir en todo el día de la habitación.
Se despegó como pudo de su afectuoso novio y tomó su ropa para vestirse en el baño. Al salir, Felix ya estaba vestido también, sentado al borde de la cama y con un puchero en sus esponjosos labios. Estaba haciendo un berrinche y Seungmin sabía que le duraría un buen rato antes de calmarse.
Decidido a no darle el gusto, caminó hasta el comedor escuchando sus pasos tras suya. En total silencio sirvió la comida y tras agradecer por esta ingirieron todo en un pesado silencio. El reloj marcaba apenas las dos y todo ya había sido limpiado y recogido, él estaba viendo la televisión mientras Felix mataba el tiempo en su consola portátil.
Mentiría si dijera que se sentía incómodo de no tener al mayor entre sus brazos, dándole mimos o viendo una película con él en su regazo; pero el peliblanco a veces era demasiado caprichoso y un par de horas en silencio no le harían daño.
—Minnie— su tono lastimoso le hizo respingar en su lugar—. Minnie, lo siento mucho. Perdóname, pero no me ignores.
—No te estoy ignorando— volteó a verlo y tuvo que tragar en seco al ver sus ojitos cristalinos; el arrepentimiento brillando a sus ojos—. Pero me trataste mal y no merezco eso Lix. Se te olvida que también tengo mis malos días y no por eso te trato así.
—Lo siento mucho— maulló triste y las barreras de Seungmin cayeron.
Palpó su regazo y abrió los brazos, haciendo que el otro prácticamente brincara a este. Felix rodeó su cuello y él por su parte hizo lo mismo en sus caderas. Lo sintió esconderse en el hueco de su cuello y acurrucarse a gusto, mientras él apartaba un poco la tela de su camisa para apreciar su hombro desnudo, donde su mordida yacía. Besó castamente la zona y sintió al chico encima suyo ronronear complacido.
Era normal en los cánidos marcar a su pareja al formalizar la relación, y si bien él insistió al pecoso que no era necesario y menos por ser de diferentes especies, Felix parecía orgulloso de mostrar que lo tenía por novio haciendo uso de la marca. Aquello era una prueba de su lealtad, entrega y amor perpetuo hacia el otro, y en el fondo, amaba verla en él.
—Te amo Seungmin— lo sintió murmurar sobre su piel y sonrió, sus orejitas moviéndose en un gesto de felicidad. Notó la cola del minino volverse a enrollar a su cuerpo, esta vez a uno de sus brazos en su cintura, y la acarició muy sutilmente para evitar lastimarlo.
—Yo también te amo, gatito caprichoso— hizo que sus rostros quedaran frente a frente para así, besarlo hasta que ambos necesitaron aire de nuevo.
—¡Ey! No soy caprichoso— se quejó Felix jadeante y con los labios hinchados. Seungmin revolvió juguetón su cabello.
—Lo que tu digas Lixie, lo que tu digas.
Seunglix + domestic AU! = la debilidad de su escritora aquí mera ✨✨
Última publicación del año. Disfruten mi pequeño regalo sorpresa chikis, bye bye~
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kitty, don't bite! 「seunglix」 ✓
Hayran Kurgu| los gatitos son criaturas caprichosas por naturaleza. y lee felix, un cambia formas felino y pareja del cachorrito kim seungmin, no es la excepción. "¡ay! ¡lixie, no me muerdas!" os 1.03k palabras