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Akaashi ya llevaba más de treinta minutos en su habitación. Bokuto se empezaba a aburrir y proceder a inquietarse. Así que subió a la habitación del pelinegro y abrió la puerta.

— Akaashi, me estoy aburriendo. — Dijo sin obtener respuesta del otro, y viendo cómo estaba recostado en un escritorio. — Akaashi....—

Bokuto se acercó hacia el escritorio de Akaashi, y procedió a moverlo un poco.

"Está durmiendo..."

Pensó, y se quedó mirando fijamente a Akaashi, era una expresión tierna y que no paraba de reproducirse en su cabeza cada vez que cerraba los ojos. Tenía sus cejas abajo, unos ojos cerrados que parecían de gato, y una boca algo chiquita. Con una nariz que se movía de vez en cuando como un conejo.

— Akaashi, no te puedes dormir aquí. —

Bokuto empezó a moverlo un poco más fuerte para que se despertara, y así lo logro. El pelinegro empezó a abrir los ojos, no tanto, pero los abrió.

¿Bokuto? —

— El único que conoces, Akaashi si vas a dormir recuestate en la cama, si no, te dolerá la espalda.—

Dijo en forma de reproche viendo como el otro se frotaba los ojos con su muñeca.

— Lo siento, me quedé dormido estudiando.—

Akaashi se levantó y ordenó un poco el escritorio, guardando cuaderno, libros, algunos lápices. Después de terminar, acomodo su cama y busco por su armario para ver si tenía algo de ropa para prestarle a su amigo.
Agarro una remera que le quedaba grande, y uno de sus shorts que también le quedaba grande. Se los dio a Bokuto, y este salió de la habitación en dirección al baño para cambiarse a gusto. Akaashi aprovecho ese momento y se colocó su pijama de color café que tenía un osito dibujado en su espalda.
Bokuto al ingresar nuevamente a la habitación y mirar a Akaashi con esa vestimenta, normal pero linda, no pudo evitar ruborizarce un poco, acto que Akaashi noto pero fingió no haberlo hecho.

— Creo que tengo un funton en el armario. —

Dijo para ponerse a buscar nuevamente en su armario, pero sin resultado alguno.

Ah, debí haberlo tirado entonces. Bokuto, le importaría dormir conmigo? —

Bokuto esta vez, se ruborizó mucho más que antes, de oreja a oreja. Asintió algo tímido y avergonzado, Akaashi soltó una risita y se acostó en la cama, acto que el pelo gris hizo igual.

Su corazón latía a mil por hora, el hecho de pensar que estaba durmiendo al lado de el chico por el que ahora mismo no paraba de ruborizarce, lo hacía poner demasiado inquieto.

— Bokuto, puedes dormir? Si te molesta dormir conmigo, puedo ir al sofá. —

Akaashi dijo con una voz penosa, Bokuto se reprochó una y otra vez por poner así a su amigo.

— No es necesario Akaashi, ¡Me gusta dormir con Akaashi! —

El pelinegro al escuchar esas palabras, no pudo evitar ruborizarce y para que no se notase tapó su cara con sus manos y se arropo más cómodamente.
Los dos pudieron dormir tranquilamente, escuchando los latidos del corazón y las respiraciones tranquilos del otro.
Gracias que Akaashi era cálido y desprendía calor, Bokuto podía dormir bien, normalmente en la casa de Bokuto siempre hacía frío, y no importaba cuántas frazadas se pusiera, siempre tenía frío.
Pero esta vez, es diferente teniendo a Akaashi a su lado. Al ver qué este era calentito, se acercó un poco más cuidando que el otro no se despertara.

" 𝐖𝐞 𝐟𝐞𝐥𝐥 𝐢𝐧 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐢𝐧 𝐎𝐜𝐭𝐨𝐛𝐞𝐫 "Donde viven las historias. Descúbrelo ahora