Ibas corriendo desesperada.
Sentías la urgencia de recuperar lo que era tuyo.
Te habías enterado que Billie se iba a casar. Te enteraste por boca de Drew, a quien habías cruzado por casualidad y mantenido una larga charla. Ella te había dicho que Billie le contó muy feliz sobre su compromiso con el tonto de Matt, sabias que ella lo quería mucho y que por eso mismo no habría una posibilidad contigo.
Pero dolía.
Y vaya que dolía como el infierno.
Y más por haberte enterado de esa manera sabiendo que eras su amiga desde la infancia, a diferencia de Drew a quien conocía desde la preparatoria.
Eran mucho más unidas Billie y tu más que con cualquier otro.
Intentabas hallar una explicación con tus suposiciones, como que quizás Billie no se apresuró a contarte sobre su compromiso porque te hallabas estudiando desde hace una semana para un importante examen de admisión a una universidad.
Empezaste a sentir como ardían tus pulmones de tanto correr.
Lo que te dolía aún más era el hecho de que la persona que te gustaba estaba enamorada de otra persona, terriblemente enamorada como para aceptar una propuesta de casamiento.
Finalmente llegaste a su casa, esperabas que ella no se encontrase. Según tus cálculos, ella se encontraba en su trabajo en estos momentos.
Notaste tu bicicleta al lado del garaje.
Te acercaste apurada para tomarla, habías ido a la casa de Billie en la bicicleta hace dos semanas y ella te había llevado de regreso a tu hogar en su coche.
Era común el que hubiesen cosas tuyas y de ella en sus casas, puesto que solían visitarse con frecuencia.
Pero eso no importaba ahora.
En cuanto supiste lo de Billie sentiste una urgencia por recuperar uno de tus objetos más preciados para ti, tu bicicleta.
En cuanto la tuviste en mano ibas a ponerte en marcha hacia a la calle para luego montarla e irte sin más.
Pero una voz te detuvo.
Era Billie llamándote desde el marco de la puerta de su casa.
Volteaste a verla.
Ella debió haberte escuchado cuando tomabas tu bicicleta.
La miraste, Billie lucía tan impecable como siempre pero algo asombrada ante tu aparición.
—¿Qué haces aquí? ¿Por qué no pasas?—te indagó.
Tu mirada paso de su rostro a un brillante anillo que había en una de sus manos.
Aún jadeabas por haber corrido.
—Vas a casarte—ignoraste su pregunta volviendo a ver su rostro de regreso.
—Sí... Pensaba contártelo en cuanto estuvieses libre huh...
No sabías que decir, escucharla y ver su anillo fue algo tortuoso para tus sentimientos.
Desafortunadamente no habías ido sólo para recoger tu bicicleta, sino para confirmar una realidad.
Billie ni te quería ni por asomo de ESA manera.
Jamás había existido una pequeña posibilidad.
No te veía de la misma forma en que tu la mirabas.
Billie se iba a casar.
Billie iba a ser feliz, iba a ser amada.
Pero no por ti, sino por Matt.
Billie no te amaba.
Ella jamás lo haría.
Billie estaba por abrir su boca para decir algo pero la interrumpiste antes de que pudiese formular palabra alguna.
—Genial—Asentías con la cabeza tratando de sonreír, pero solo lograbas una mueca extraña con la comisura derecha de los labios elevada— Realmente genial. Felicidades.
—Sí...Estoy- estamos muy felices en casa— dijo mientras tocaba con los dedos de su otra mano su anillo de compromiso.
—Genial—Volviste a repetir solo por decir algo— Ahmm... que seas feliz Billie.
No duraste mucho tiempo viéndole el rostro así que bajaste la mirada hacia el suelo.
Querías huir.
—Tengo que seguir estudiando ¡Ya sabes! El examen—Percibías por tu viste periferica como Billie asentía, ella parecía pensar en algo, como si quisiera hablarte aún más. Pero tu no querías—Debo irme, nos vemos.
—¡Ah! Sí, nos vemos...
Y te apuraste a montar tu bicicleta, sin importar rebotar en ella al bajar de la vereda de la casa de Billie a la calle.
No quisiste ver su expresión al irte, querías alejarte lo más rápido posible.
Tirarte en tu cama, llorar.
Así que pedaleaste como si te estuviesen corriendo perros furiosos.
Empezaste a sentir lagrimas caer de tus ojos.
Ella jamás te querría.
Eras tan ilusa.
Tan ilusa.