"Vuelve a mí, Incluso si este mundo desaparece.
Aunque deba esperar mil vidas, lo haré, sólo por ti.
Esta es mi eterna promesa, la cual ni el ser más poderoso logrará quebrantar.
Renace, amor".
Te amo, Jinyoung".
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Desde su enfrentamiento con Kang el carácter de Jaebeom era una mierda, ni siquiera se toleraba a sí mismo. Jackson fue categórico y expuso que si no sacaba el culo de la empresa, por una semana, le iba a patear las bolas- Maldito Dongho...- gruñó, aporreando la mesa contigua. El gumiho cuestionó el hecho de reaccionar agresivamente ¿Qué importa el humano? Si Baekho se interesó en aquel secretario estúpido e insípido no era su problema ¿Por qué le importaría? Negó con la cabeza, una noche de juerga era lo más apropiado y así esconder la tristeza, una vez más.
Marcó su móvil dispuesto saciar el dolor del corazón, sólo necesitaba un cuerpo que calmara el anhelo sexual, siendo lo único que podía brindar a los amantes de una noche; los besos fueron una opción relegada a Jinyoung - Ve al bar Lullaby- exteriorizó, sin tacto. Calzó pantalones ajustados y una chaqueta de cuero, la oscuridad le iba a proporcionar la fuerza perdida.
- Llevas bastante bien la maldición...- manifestó una pelinegra, la cual yacía cerca de la salida de la gran mansión.
- ¡¿Qué mierda haces aquí?!- la sangre hirvió y sus ojos rojos aparecieron en acción.
- ¡Dios! ¿Por qué tan agresivo? Sólo pasé a saludar- la fémina hizo una mueca.
- ¡Vete a la mierda, hija de puta! – gruñó. Aquella era la deidad que lo maldijo por la eternidad.
- Cuida la maldita boca...- Paritegi lo miró con rabia- Debes pagar el precio del pecado cometido ¿Recuerdas a mis colaboradores muertos? Irrumpiste los dominios prohibidos, en busca de tu adorado príncipe- la deidad refunfuñó, resonando en el sitio.
- Lo hubiera hecho mil veces más...- dijo el pelinegro, sin apartar la mirada.
- Le hablaré a Sang-je y...- Jaebeom estrelló la mano cerca del rostro de la diosa.
- Puedo acabar con tu maldita existencia ¿Lo sabes? – formuló Jae, furioso- ¿Tomarás la responsabilidad por desatar mi furia? - la pelinegra tembló. Desatar a la bestia traería consigo la muerte- Fuera y no vuelvas...- Lim se dio vuelta sobre sus talones, el corazón clamando tristeza.
- Renació...-soltó la diosa, dejando petrificado al gumiho- Está más cerca de lo que piensas...- el viento resopló implacable.
- ¡¿QUÉ MIERDA DICES?!- vociferó, pero a su alrededor sólo encontró la soledad- ¡¿MALDITA BRUJA, REGRESA?! Cortaré cada parte de tu asqueroso cuerpo ¡PARITEGI! - gruñó. Lágrimas bajando por sus mejillas.
La respiración abandonaba los pulmones, la visión borrosa lo hizo dar vuelta en círculos y su corazón bombeó desbocado; requería ver a Jinyoung, finalmente, después de tanto tiempo, lo iba a tener entre sus brazos para siempre. Sin advertencia, la lucidez abandonó el cuerpo de Jaebeom y cayó de lleno al piso.
Jinyoung...
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