Capitulo 26: Despedida de Solteros

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Como Adam pronosticó, la semana es terriblemente ocupada, con tanto trabajo que ni siquiera hemos podido comer juntos

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Como Adam pronosticó, la semana es terriblemente ocupada, con tanto trabajo que ni siquiera hemos podido comer juntos. Yo salgo lo más rápido que puedo, directo a ayudar a Rose con los preparativos, tenemos que conformarnos con besos y pequeñas caricias en la oficina, cada que podemos. El sábado y domingo, no puedo ir a ver sus padres, y él se va con su mama a Indiana por sus cosas, aunque quisiera dividirme en dos para poder estar en todo, es imposible, y me frustra, intento no parecer malhumorada por Rose , que no puede estar más feliz con su boda, así que me conformo con mensajes y llamadas de buenas noches.

Después de lo del otro día, sobra decir que Nicole me odia aún más, y si las miradas mataran, caería fulminada al entrar al edificio, pero no me afecta en absoluto, he pasado por cosas peores, francamente, solo me interesa que él me quiere, y que soy feliz como hacía mucho no lo era, es lo único que me importa.

El lunes, me encuentro preparando mi café en el cuartito comedor, para empezar otra semana, esperando no sea como esta que pasó, porque muero por pasar un rato a solas con él, lo extrañe mucho estos días sin verlo. Lo escucho entrar, y me pongo un poco nerviosa de repente, se asoma por el marco de la puerta, se ve cansado, recorre rápidamente el espacio que nos separa tomándome de la cintura y besándome con ansias, un beso muy necesitado por ambos, ahogo un suspiro, y entierro mis manos en el cabello de su nuca, acercándolo a mí. Nos devoramos con nuestras bocas y bajo mis manos acariciando su fuerte pecho, deseando que la camisa no estaba y me dejara sentir su suave piel. El acaricia mi espalda con una mano y con la otra, me mantiene presionada a él, de la cadera. Hasta que nos soltamos para respirar,

-Te he extrañado mucho, mi niña hermosa, no sabes cuánto.

-Yo también amor, mucho. No he podido ni dormir bien . Me vuelve a besar, y baja por mi cuello y mi clavícula, llenándome de besos, con sus manos presionando mi trasero.

- Muero por hacerte el amor . La voz no me sale para responderle, cuando levanta sus ojos hacia los míos, y tiene esa mirada oscura de deseo, con gesto de duda, pero parece decidirse porque me toma en brazos y me lleva a su oficina, me sienta en el escritorio, se quita su saco y corbata aventándolos al sillón; entro en pánico.

-No te preocupes, aseguré la puerta al entrar, esos cristales me dice señalando los grandes ventanales, son espejos por fuera y aquí no hay cámaras . Se acerca acariciando mis piernas, despacio, pero si tu no quieres, puedo esperar hasta esta noche, porque no me importa nada, pero no pasaré otra noche sin ti, te robaré solo para mí, me besa dulcemente la barbilla, las mejillas y la frente mientras dice eso. Al carajo, no lo pensaré más, deslizo mi ropa interior despacio por mis piernas y la dejo caer, el me ve hacerlo con la boca entreabierta y un rubor en las mejillas, que me anima a abrir mis piernas y jalarlo del cuello de la camisa hacia mí, besándolo por toda respuesta. El gime en mi boca.

-Vas a matarme preciosa, eres tan dulce y tan apasionada al mismo tiempo, me vuelves loco . Con rapidez, a pesar de sus enormes manos, desabrocha botón por botón, mi blusa, y saca mis pechos del sostén, pasando su lengua cálida por ellos, desabrocha su pantalón y saca su enorme erección, lo rodeo con mis piernas y me penetra, sujetándome de las caderas, puedo ver estrellas con los movimientos de su cadera, me inunda el placer, me recargo sobre mis codos, echando la cabeza hacia atrás, ahogando mis gemidos mordiéndome los labios, mientras el entierra su cara en mi cuello, y mis pechos, besándome toda, estremecidos nos dejamos llevar por todos los días que no pudimos estar juntos así.

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