Lucia [Drarry]

Parte única

Fue una pésima idea.

Draco sabía que no debió dejarse convencer, que nada bueno iba a salir de eso, lo sabía. Pero sus amigos habían sido muy insistentes y él se había encontrado tan decaído y ensimismado, pensó que no le haría mal volver a divertirse, como en los viejos tiempos.

Todo iba bien, al principio. Jugaron a la botella, rieron y bromearon, por un momento se sintió como el despreocupado adolescente que fue antes de la guerra; pero algún estúpido (Blaise) sugirió que jugarán a verdad o reto. Los retos fueron escalando en intensidad, pero nadie quería rechazar un reto y quedar como un cobarde, pero hubo un reto que Draco simplemente no pudo cumplir.

— ¿Verdad o reto, Malfoy?— Pregunto con malicia Pansy Parkinson.

— Reto. — Respondió con aire aburrido.

La morocha intercambio una mirada con Theodore y Blaise, lo que puso en guardia de inmediato al rubio.

— Te reto a ir al gran comedor por un bocadillo para todos... — Hizo una pausa dramática y busco confirmación en la mirada de los otros dos— solo en ropa interior

La única reacción que mostró en su rostro fueron sus cejas alzadas por la incredulidad. Era un reto absurdo, pero lo lleno de pánico, ¿Cómo podría mostrar la cosa que adornaba su brazo como si nada? Peor aún, todas las marcas de su cuerpo, sus amigos se habían vuelto locos.

— ¿Y si no lo hago qué?

— Recibirás un castigo, por supuesto— Dijo muy quitada de la pena su amiga.

— Sí, tendrás que... beber una poción que cambien tu sexo durante...

— Una semana.

— ¡¿Una semana siendo mujer?!

— Oh no tienes nada de qué preocuparte, a menos claro, que no pienses cumplir el reto.

Draco tragó saliva, era una trampa, sus amigos sabían que él no podía cumplir con ese reto, nunca debió prestarse para jugar aquello, fue un idiota por no verlo venir.

El reto en si no era muy complicado, humillante sí, pero no difícil. Sin embargo, no podía dejar que nadie viera las marcas de su piel, sus amigos no sabían y no podían enterarse.

— No iré en ropa interior de aquí al comedor, están dementes.

— Oh vamos Draco, a esta hora no hay prácticamente nadie.

— Es casi la hora de la cena, loca. Entreguen me esa estúpida poción yo no me desnudo.

— Que aguafiestas. Blaise, la poción.

El moreno saco un vial de su bolsillo, su contenido era de un rosa cristalino, se lo tendió a la pelinegra y ella a su vez se la entregó a él. La sostuvo durante un rato, pensando si era la mejor opción, sacudió la cabeza, por supuesto que era la mejor opción. Levantó la mirada y observo a sus amigos, todos sonreían con malicia, pero no llegaba a sus ojos, lo observaban con preocupación. Ellos no sabían, pero lo sospechaban, toda esa velada había sido una trampa.

Como sea, pensó. Destapó la poción y la bebió de un solo trago, olía y quemaba su garganta como si estuviera bebiendo un perfume de mujer. Se preguntó brevemente si no lo habrían engañado para hacerlo tomar perfume.

Sintió a su estómago retorcerse y un tirón en la ingle y su pecho; fuera de eso no sentía nada diferente.

— ¿Me han engañado para hacerme beber perfume de mujer? — Su voz sonó más aguda, sus amigos lo veían pasmados y el comenzó a creer que no, no lo habían engañado.