"Los secretos nos unían mas que la sangre que corría por nuestras venas"
Entre secretos viven las mentiras y allí se encontró Sophie en su sexto año en Hogwarts, envuelta en ellos. ¿Su sangre o su deseo? Solo podía escoger uno de los dos.
"-Tomo lo...
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•(Serpientes Venenosas)•
Las horas dentro de aquel tren se hicieron interminables. Pero para mí suerte, al igual que para la de Lily, no sé había vuelto a mencionar a James ni a Sirius o siquiera a Severus, o lo que había ocurrido en su compartimento.
El sol ya había comenzado a caer y dejaba una luz rojiza sobre los terrenos de alrededor del colegio. Hasta que lo vi, alzándose ante mí ojos, ladrillo por ladrillo y con cada una de sus ventanas iluminadas. Sonreí inevitablemente, ya estábamos aquí, otra vez.
Aún tenía el sabor de la rana de chocolate cuando el silbato volvió a sonar dentro del tren y Marlene, junto a Mary y Dorcas se pusieron de pie para salir por la puerta del compartimento qué habíamos ocupado por algunas horas. Con, aún, las piernas entumecidas por estar tanto tiempo sentada me puse de pie, junto a Lily. Ambas ya vestíamos las túnicas largas hasta los pies y aunque daban un poco de calor, con la cierta molesta humedad del ambiente, era reconfortador saber que ya estábamos allí.
Bajamos del tren y escuché a Lily bostezar a mí lado. El viaje había sido largo y creía estar igual de cansada que ella.
Nos dirigimos al camino que iba hacía el bosque, donde nos esperaban, cómo siempre, los carruajes móviles, mientras una voz gruesa y escandalosa llamaba a los de primer año. Divisé a Rubeus Hagrid a lo lejos mientras mantenía una luz en una de sus grandes manos para iluminar el camino y con la otra la movía por los aires para que lo vean, aunque no era necesario que hiciera eso para llamar la atención de los de primer año claro.
Frente a nosotras las figuras delgadas y altas de Sirius y James se movían desesperadamente mientras reían y se empujaban entre si. Mientras Remus se concentraba en buscar algún carruaje vacío para los cuatro. Peter sonreía extasiado detrás de ambos, cómo si realmente en algún momento Sirius le prestara atención. Remus se detuvo y observó dentro de un carruaje. Parecía estar vacío cuando abrió la puerta y volteó hacia nuestra dirección, donde Lily también se había detenido, un carruaje detrás de él. Dentro nos esperaban nuestras compañeras de cuarto. Los ojos de Remus llegaron a mí y los observé. Su mirada parecía pedirme perdón, una y otra vez, brillando, cómo siempre lo hacía. Ese brillo que solía encantarme y hacerme sonreír, pero en aquel momento no sabía si hacerlo. Solo me limité a observarlo. Observar su rostro: con algunas marcas y una cicatriz cerca de uno de sus ojos, que aunque no la viera a esa distancia, sabía qué estaba allí, la recordaba con exactitud. Su sonrisa de costado: que provocaba que la comisura de su labio se crispara y sus ojos: qué me encantaban que me animaran cuando me sentía mal, sobre todo cuando discutía con James. Pero en ese momento parecía afligido y más pálido de lo normal.
-¡Oigan! encontré un lugar- gritó separando su mirada de la mía y volteando a ver a sus amigos que los habían sobrepasado unos metros.
Se acercaron a él rápidamente y Remus desapareció dentro del carruaje. El último en entrar fue Sirius, que se detuvo en la puerta y alzó la vista hacia mí dirección. Pareció tardar unos segundos en comprender qué era yo, allí parada cómo una idiota mirándolo y luego esa sonrisa, la sonrisa qué solía dirigirme, petulante y odiosa, apareció en su terso rostro. Se hizo cada vez mas grande, hasta que dejó ver sus dientes relucientes y antes de cerrar la puerta tras él, me guiñó un ojo dejando escapar una leve risa.