¿Amor?

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El sol aún estaba en lo alto, caminaba entre aquellos frondosos árboles, los rayos de sol iluminaban de vez en cuando su cuerpo a través de esos árboles. Caminaba serio, pensando en todo lo que le acababan de contar, tratando de recordar cada detalle y esperando que nada haya pasado desapercibido sobre esa charla. Si lo que le habían dicho era cierto, tendrían que prepararse, porque algo grande se aproximaba a Karmaland, grande y peligroso.

Y no sólo eso, aquel lugar lejano también había sufrido ataques hasta llegar al punto de quedar en ruinas con casi nada de habitantes, pero si eso era cierto ¿dónde se encontraban ellos? Sin duda tenía que viajar hasta aquel viejo lugar lo antes posible, aunque no supiera que encontraría en él, pero sus dudas se venían acrecentando al no tener noticias de ese amigo que había quedado atrás y que solía escribirle seguido contándole de la situación.

Salió del bosque, pero un fuerte golpe en el brazo izquierdo lo hizo retroceder para ocultarse detrás de unos árboles. Había llegado hasta la casa de Auron sin darse cuenta y una de sus torretas cercanas de había activado al detectarlo.

-Ostras-.

Dio un rodeo para poder continuar su camino, aún con el brazo entumecido por el dolor. Paso por la zona donde la isla flotante de su esposo estaba antes de que estuviera pegada a su terreno actual. Pudo ver el árbol gigante de Willy, aún no habían vuelto de misión, Merlon le había contado que le tomaría un mes mínimo que Willy y Fargan volvieran a Karmaland. Esperaba que les estuviera yendo perfecto y que regresaran lo más pronto posible. Era seguro que los necesitarían.

Llegó hasta los terrenos de su casa, pero antes de subir la gran escalera que lo llevaba hasta su isla, recordó que había quedado con su familia en el pueblo. Dio la media vuelta para encaminarse hasta ellos, pero una voz conocida detuvo sus pasos.

-Veg ¿dónde estabas?- preguntó abrazándolo- macho llevo ya dos horas buscándote por los alrededores- le reprocho.

-Nnnhggg- Vegetta se quejó por el fuerte abrazo que presionó su brazo recién herido.

-¿Qué pasa?- preguntó Rubius al sentir como su marido lo alejaba con cuidado.

-¿Doblas?- inquirió desconfiado.

-Ci, soy yo- lo miró sin comprender.

-¿Rubius?- volvió a preguntar, ese abrazo se sentía como él, y su aroma ya era inconfundible también.

-Que si Vege ¿qué te pasa?- preguntó un tanto fastidioso.

-¿Cúal es tu postura favorita en la cama? ¿Montar o de perrito?- preguntó rápidamente para confirmar que ese Rubius era el verdadero.

No tardo en darse cuenta de ello, cuando notó como los colores se apoderaban del rostro de su esposo que lo miraba boquiabierto. Sabía que Rubius perdía la compostura cuando hablaban del tema fuera del lecho nupcial. Aunque siempre lo molestaba con insinuaciones, cuando era hora de que Vegetta fuera el insinuoso, Rubius simplemente no podía soportar la pena.

-VEGETTA ¿BOBO O QUE? ¿TE PEGABAN EN TU CASA DE CRIO?- preguntó molesto e incomodo por la pregunta tan repentina. Y golpeó justo el brazo que tenía lastimado.

-Aagg- se quejó poniéndose en cunclillas.

-¿Amor qué te pasó?- preguntó arrodillándose a su lado inspeccionando su brazo.

Vegetta se quedo estático al ver su rostro de preocupación.

-¿Qué?- inquirió al notar su expresión.

Desde que estoy contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora