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Arrugó su nariz negando en esa sola habitación de hospital, el olor se apoderaba de su nariz, enfermándolo mucho más. Sus pulmones se quedaban sin aire, mientras que las dolorosas horas pasaban. Tal vez estaban contadas, tal vez le quedaba más de un día o eso escuchaba de los demás. Odiaba ser visto con ojos de pena, odiaba escuchar sus supuestas palabras de aliento cuando realmente se encontraba muerto. Le había perdido el miedo a dejar el mundo mientras más cerraba sus ojos con pereza. Y era irónico pensar que había soñado en viajar el mundo con el amor de su vida, en experimenter y reír sin cesar. Era estúpido pensar que en algún momento iba a ser feliz, que iba a ser capaz de sonreír...

Estaba harto de cerrar los ojos y despertar ahí nuevamente, tal vez simplemente no tenía suerte. Su cuerpo temblaba con delicadeza o simplemente lo sacudía y hacía escupir sangre... estaba cansado del dolor, de suplicar por amor. Pero aún así a veces deseaba dormir por varios segundos para recordar su sonrisa, para recordar sus preciosas caricias. Podía estar exhausto de que sus brazos estuvieran llenos de moretones, de pinchazo y sueros... pero aún quería soñar con él, con la persona que amaba y necesitaba. Le parecía egoísta pensar y soñar en alguien que no volvería a estar con él. Le parecía realmente egoísta querer besar sus labios y simplemente descansar a su lado. Se estaba muriendo sin nadie a su lado y sabía que su primer amor no aparecería jamás por esa monótona puerta.

Estaba perdido, pero lo extrañaba y deseaba sentirlo... deseaba escuchar su voz por última vez. Sabía que no era la mejor persona, Chan realmente sabía qué tal vez no merecía ni el mínimo afecto de las personas que lo rodeaban... pero lo quería a él, Chan quería que el sol lo volviera a iluminar y le hiciera sonreír bobamente ante su hermosa mirada. Quería acunar suavemente su cara entre sus manos y ver las estrellas que se esparcían por su cara. Quería besar con delicadeza sus labios y acariciar su mano... solo quería no sentirse solo mientras se desvanecía en esa fría cama. No podía ser positivo, claro que no podía hacerlo. Estaba consciente de que no volvería a ver a Lee Felix, al menos no en persona. Tal vez su limbo se trataría de él, tal vez ahí si podía verlo y sentirlo como en sus sueños. Se sentía débil, decaído... la simple idea de pensar que jamás lo volvería a ver le hacía mal.

De seguro Felix estaría bien, sabía que era alguien fuerte y que tendría a alguien a su lado. Tal vez Bang Chan ya no era nada en su vida y simplemente no lo recordaría. Después de todo ¿a quien le gustaría ver un cuerpo moribundo ahogándose en su propio dolor? Necesitaba calor, su calor... él de verdad necesitaba sentirse vivo una vez más, pero eso era imposible y lo sabía. Su cabeza le jugaba en contra de vez en cuando, haciendo que se cuestionara si de verdad no tenía miedo. Y era estúpido, obviamente tenía miedo... solo necesitaba mentirse y jurarse que todo estaría bien cuando dejara de respirar. Simplemente necesitaba creer que si sería así. ¿Dolería? Tan siquiera tenía el tiempo para pensarlo. Realmente su corazón era lo que dolía, la falta de afecto y el no sentir también se apoderaban de lo débil que estaba.

Se sentía atrapado en un constante bucle de dolor, atrapado en una historia repetitiva y cliché. En definitiva su historia no se trataba de romance, Felix no entraría y se tiraría a sus brazos mientras rogaba por que se quedara. Él no merecía amor ¿así que por qué rayos lo deseaba? No tenía idea. Se sentía pesado, su cuerpo siempre se sentía pesado, pero al parecer esta vez en exceso. Sus ojos lagrimeaban mientras sus manos temblaban y una que otra lágrima bajaba. Esta vez no sentía las fuertes sacudidas que su cuerpo daba, esta vez no sentía como su cuerpo se dormía. Al fin estaba dejando de sentir y lo agradecía. ¿Era momento de irse? ¿Era momento de cerrar sus ojos al fin e imaginar su sonrisa?

Sintió su corazón latir con velocidad cuando su borrosa vista se encontró con una silueta. No era capaz de ver con claridad, pero casualmente parecía ser que la persona que más quería al fin lo estaba visitando. Parecía que su sol había decidido iluminarlo mientras su respiración se perdía y su corazón no latía. Parecía que Felix estaba ahí y necesitaba sonreír, necesitaba expresarse. Pero sus ojos se llenaban de lágrimas mientras el fuerte dolor se apoderaba de él. Sonrió, claro sonrió porque gracias a él podía morir feliz... podía morir en completa paz. Entendió que solo necesitaba verlo para poder dejar de respirar, para poder volver a sentir una pizca de felicidad.

La habitación quedó en completo silencio luego de que los doctores intentaran reanimarlo, Bang Chan de tan solo 23 años, había dejado el mundo con una triste y nostálgica sonrisa... murmurándole al 
solitario viento un débil y último
"Te amo"

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