~ Mi Dulce Carta ~ (Yami/Atemxtú) [A.I.]

~ Capitulo 03 ~

[Editado ✓]

—¿La vieja fábrica abandonada?— vuelve a mirar de nuevo por los binoculares —(no buscamos en ese lugar... ¿T/n estará ahí?)—.

—(No… tenemos que estar seguros)—.

Desvía un poco la trayectoria y nota a los hombres de Pegasus cerca. Esa era su confirmación.

—¡Oh no! ¡T/n!— baja corriendo hacia la fábrica, siendo guiado por la luz proveniente del rompecabezas.

Al acercarse más, el chico pudo escucharte gritar y forcejear.

—¡Regresa la carta!—  sujetandote del brazo, intenta hacer que te sueltes del barandal detrás tuyo.

—¡No! ¡Nunca!— asustada, pateas al hombre y sales corriendo —(¡Esto es mucho por una carta, no lo crees!)—.

Al mismo tiempo, un ruido metálico resuena, terminando en un pequeño eco.

Yami intercambia con Yugi y corre más rápido. Al llegar, pudo ver que al costado del lugar estabas empezando a ser acorralada en el techo.

—¡T/n!— Yami, a punto de entrar, es detenido al ser sujetado de los brazos por los otros dos hombres.

—Tú no volverás a interferir— presiona más su brazo y rodea su cuello con la mano.

—(¡S- Son muy fuertes...!)—.

—Ick. (¡Maldición!)— toce un par de veces —¡Eso ya lo veremos!—.

Yami se balancea y patea el estómago del primer hombre, logrando soltar su brazo derecho con el cual golpea en el rostro al segundo.

—(Rayos, no tengo tiempo para un duelo de monstruos)— ve que los hombres no se levantan —Bien. (¡T/n está en peligro, debo de ayudarla!)—.

Yami corre al otro extremo de la fábrica, esperando a que estuvieras relativamente bien. El presenció cómo golpeabas al tercero, haciéndolo caer de espaldas sobre el techo, el cual al estar podrido se rompe y lo deja caer dentro de la fábrica.

Suspiras bajando su puño izquierdo, agitándolo por el dolor del golpe y notas al chico —¿Eh? ¿Yugi...? ¡¿Qué haces aquí?! (¡¿Pero cómo-?!)—.

Yami, intentando dejar de lado su asombro por ti y tu audacia, actúa como alguien serio de forma inconsciente.

—¿Yo? solo... ayudo a una amiga — sonríe confiado y se cruza de brazos.

—¡Oh, gracias!— sonríe —(tener un amigo es genial)—.

Ves que no puedes pasar por el techo hasta la ventana para entrar gracias al agujero, por lo que optas el bajar desde donde estás. Saltando hacia el contenedor de basura cerrado y luego al piso.

—(Será simple...)— te giras y procedes a saltar.

Yami la mira asombrado —¡¿Qué haces?! ¡Ten cuidado!—.