Joong y Anne Pruk son los alfas mayores y jefes de una gran Corporación dedicada al comercio de omegas y betas, los cuales llegan a sus manos mediante engañados y tras ser raptados.
Sus hijos Zee y Gulf son dos alfas fuertes y hermosos, con una incr...
Saint se despertó y echó su brazo al otro lado se la cama buscando a Zee pero este ya no estaba, abrió los ojos y se encontró una nota en forma de corazón.
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Ha sido una de las mejores noches de mi vida y como no hemos esperado a cenar, te invito a que te bajes de la cama pues te está esperando un gran desayuno preparado por mi, te amo.
P.D. No seas muy duro criticando mi comida.
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Una sonrisa se dibujo en su rostro mientras leía la nota y entonces se bajó de la cama y abrió el armario, cogió ropa que el alfa había puesto allí y se fue directo a la cocina.
—Buenos días dormilón, anda siéntate, desayunaremos rápido e iremos a la mansión a buscar a los bebés y a recoger unas cosas.
—Umm se ve todo muy rico —dijo Saint besándolo para luego sentarse a la mesa—...estoy hambriento.
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Al terminar, salieron de la casa y subieron al lujoso coche del alfa para dirigirse a la mansión Pruk como le había dicho, todo el camino bromearon, se acariciaron y se besaron en cada oportunidad, estaban felices.
Cuando estaban próximos a llegar Saint sintió un escalofrío y empezó a temblar.
—Para, para ...para no no puedo ir....no quiero entrar....me da miedo....esa casa no me gusta...por favor, no me obligues a ir.
El alfa detuvo el coche al ver que este no bromeaba, ya que realmente estaba aterrorizado y todo el coche apestaba a miedo.
—Tranquilo bebé todo está bien... No pasa nada, no temas, no te ocurrirá lo más mínimo.
—Pero esa casa, el sótano, todos esos omegas sufriendo lo que yo sufrí...no quiero ir, no quiero.... Coge tú a los niños, yo me quedo aquí—dijo el castaño abriendo la puerta y bajándose del coche.
El alfa también se bajó y fue a abrazarlo.
—Está bien cariño, tranquilo... Si no quieres ir no iremos, ¿de acuerdo?.
—Pero, ¿y los bebés?, yo quiero a mis bebés con nosotros—volvió a decir el omega ya menos alterado.
Zee cogió su móvil del bolsillo y marcó.
—Mew, ¿Podrías traerme a mis hijos, por favor?...si, no iremos a por ellos...Estamos a unos 20 metros....aja, gracias amigo, te espero.
Tras varios minutos, la pareja vieron acercarse a Anne con Finghter, a Gulf con Pete y a Mew y a James con las bolsos de los bebés, que saliendo por el portón de la mansión.
—¡Chicos!, ¿qué hacen aquí?, ¿por qu...
—¡Déjalo mamá!—Dijo el pequeño de sus hijos tras oler al omega.
