El Cuento de la Luna y el Elefante

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Se cuenta que el océano nunca fue tan brillante hasta que su hijo decidió regalarle a la luna un espejo para poder tocarla

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Se cuenta que el océano nunca fue tan brillante hasta que su hijo decidió regalarle a la luna un espejo para poder tocarla.

El mar era opaco y gris. Jamás fue un espejo. Jamás fue un reflejo de nada.

Si bien Elderon, el Dios del agua, miraba al cielo con cierta aprehensión a quién alguna vez fue parte de él, mantenerse quieto y sin movimiento aparente era la mejor forma de mostrarle respeto a Antaruk.

Porque sabía que había cometido una traición.

Pero, si él mismo era parte del corazón del rey del sol, ¿cómo suponía éste que se mantendría alejado de su amor divino? Si eran parte del mismo cuerpo celestial.

Desolado, Antaruk tomó por esposa a Phi. La eternidad del firmamento, cuyo manto cargado de estrellas y cuerpos celestes recibían a la luz como un regalo que la hacía brillar todas las noches.

Pero... aquel era el mayor de sus problemas maritales.

Solo podían tocarse llegado el ocaso y el amanecer, cuando la luna y el sol se cruzaban.

Phi pasaba las noches sola en compañía de sus infinitas y lejanas estrellas. Hasta que Torú, el Dios de la naturaleza, el primogénito de Elderon y Ramaya, se compadeció de ella y le regaló vida nocturna para que no se sintiera tan sola.
Cuando las criaturas de la noche salían de sus escondites el silencio se convertía en susurros y nuevas melodías reinaban en el mundo.

Sin desearlo ni premeditarlo, Torú se encantó con Phi, con su manto y su delicadeza. Con su silencio y su misterio.

Conforme pasó el tiempo, Phi comenzó a desear la llegada de la noche para poder ver a Torú, después de todo, Antaruk no estaría ahí para presenciar cómo su esposa le había regalado al Dios elefante una constelación con su forma. Un modo de agradecerle por su compañía.

Phi siempre se lamentaba por su soledad, ya que el anochecer traía consigo la calma y el sosiego del mundo. No obstante, la naturaleza siempre estaba latente, aquella que Torú había creado para ella.

Crossroads • A Través del Mundo {Libro 2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora