Duality 🎭 L Lawliet

🎭 Epílogo

[Los Ángeles, California, USA]

Corinna entró a casa, arrojó su bolso a un lado y se dejó caer en el sofá, agotada de un largo día de fotografías.

– Bienvenida a casa, baby.

– Bae –sonrió, mirándolo.– Hola.

– Hey, mira. Bañé a nuestra hija –rió.

Matt bajó al cachorro que cargaba en sus brazos, y aquella corrió hacia la chica. Ella rió y la tomó en brazos, acariciando su cabeza.

– Hey, Arma. ¿Cómo estás, hermosa? ¿Te divertiste con papá? –rió.

La pequeña mascota ladró, moviendo la cola alegremente.

– ¿Mello aún no llega?

– Nah –encendió un cigarrillo.– Debe estar por llegar.

La puerta se abrió. Arma saltó de las piernas de la chica y corrió hacia allí, ladrando.

– ¡Oh! Hablando del diablo –rió.

– Tonto –rió.

Mello se acercó a ellos, cargando a la pequeña mascota y comiendo una barra de chocolate.

– Hey –saludó.

– Bienvenido.

– Hey, dude.

– El idiota de Near me llamó –bajó a Arma.– Matt, dijo que te llamará pronto, te necesita para un trabajo.

– Hecho –asintió, encendiendo su Nintendo.

– Yo, por mi parte, debo viajar a Detroit para un trabajo que el idiota me encargó.

– Deja de llamarlo "idiota", Maki va a patearte –bromeó.

– Mi esposa tiene razón –rió.

– No se enterará –rodó los ojos.

– De acuerdo, sólo regresa antes de que ella llegue. No olvides que Kitty Cute vendrá a visitarnos.

– No necesitas recordármelo –sonrió.

– ¡Oh! ¡Te lo dije, siempre pone esa expresión cuando habla de nuestra maknae!

– ¡Cierra la boca, Matt!

– ¡Mello, ¿Qué estás fantaseando con Kitty Cute?! ¡Ella debe mantener su inocencia!

– ¡Corinna, ¿Tú también?! ¡No pienso en nada de eso!

La pareja comenzó a reía a carcajadas. El rubio gruñó, molesto.

– Váyanse al demonio los dos –giró, caminando a la puerta.– Me iré a comprar algo, los veo después –salió de la casa y azotó la puerta.

– ¿Crees que realmente le guste Maki? –lo miró.

– No lo sé, pero es divertido molestarlo –rió.

– Cuando ella esté aquí...encadenaré a Mello a su cama por las noches.

Matt se carcajeó.

– Eres una hermana celosa.

– ¡Claro que sí! –rió.– Además, si a Maki le pasa algo, Evans se viene desde Suiza a matarnos a los tres.

El gamer volvió a carcajearse.

– ¿Sigues con eso?

– Sabes cómo es Evans. Y no sólo ella, el Boss nos enviará un ejercito para patearnos –rió.