Yacob dejó caer la chaqueta en la silla de ese pequeño despacho que había sido suyo durante mucho tiempo, últimamente se pasaba más tiempo del deseado en la sede principal de la hermandad, estaba siendo casi su hogar y le cabreaba en sobremanera. No dejaba de estar apagando fuegos de forma continúa, sabía que su estilo de vida no era idílico y que le acabaría trayendo más de un problema pero estaba acumulando demasiada mierda bajo su alfombra. Su día a día siempre había sido un caos envuelto en sangre, violencia y armas. Pero desde que Aiden entró en su vida, había sido aún peor: su testarudez, la guerra con la yakuza, el acoplamiento de Clay como distracción para su perro guardián, las locuras de Yuri, el jodido Lev y ahora el futuro enfrentamiento con su hermano. Y tenía ganas de mandarlo todo a la mierda para sentirse liberado. Saliendo de sus ensoñaciones cuando la puerta se abrió, viendo a Andrey parado en el umbral con su habitual semblante serio.
"¿Un mal día?" Andrey socarrón, se cruzó de brazos para observar a ese hombre de cabellos rubios que chasqueando la lengua, abría ambos brazos a modo de rendición. Sabía que estaba agotado, todos en esa maldita hermandad lo estaban y el ambiente en las filas era tenso. Que se pudiera escuchar de nuevo el nombre de Sergey Sokolov, había removido demasiados viejos recuerdos. "Voy a ver a Dimitri... me encargaré de él para que no se entere de que tenemos a Lev medio secuestrado."
"Me harías un favor... no quiero que acabe matándole por lo que le hizo al chico." Yacob agradeciendo la ayuda que le estaba proporcionando el de cabellos castaños, se acomodó mejor en la silla mientras buscaba la cajetilla de tabaco. No le gustaba tener que esconderle a su mano derecha que gracias a Yuri, tenían el cebo perfecto para Sergey pero dadas las circunstancias, era mejor obviar ese detalle para que aún no fuera a peor la situación. "Intenta que lleve a los niños con su madre, esos dos no pueden estar pasando por tantas manos y mucho menos de asesinos."
"No tenemos más canguros disponibles, Yacob. Mijaíl también está al margen, no creo que sea buena idea que a su edad, deba estar aquí esperando lo peor... ha trabajado demasiado en esto." Andrey viendo como su compañero ladeaba la cabeza ligeramente, suspiró mientras ojeaba su teléfono móvil, viendo como aún no tenía ni una contestación del maldito Yuri. "Lo mantendré al margen pero no puedo prometerte nada... sabes que Dimitri es difícil."
"Aquí todos son un jodido dolor en el trasero... no creo que se den cuenta, que quién tiene un problema real con Sergey, soy yo." Yacob llevándose el cigarrillo a los labios, se lo encendió sin esperar ningún tipo de contestación o consuelo de su camarada. "Aunque debo agradecerle a Yuri que buscara y engañara a Lev para venir aquí."
"Es impredecible, lo sabes. Creo que se sintió molesto por dejarle apartado de toda esta mierda. Aunque realmente se hizo por su carácter y su forma de funcionar, por él, ese loco de Lev estaría muerto." Andrey colocándose bien la americana, echó un último vistazo a Yacob que sentado en el que fue su viejo despacho, parecía realmente tenso. "El chico... el de la chupa de cuero y cara de malas pulgas, te buscaba."
"Ah... a veces lo asesinaría, luego recuerdo que es mi amante y me relajo pensando en su bonito trasero." Yacob se desabotonó ligeramente la camisa, dejando caer su cabeza hacia atrás a modo teatral en ese pequeño cuarto oscuro y mirando fijamente a Andrey. "No puedo decir lo mismo de tu... ¿amante?"
"Ni yo mismo lo sé." Andrey endureciendo sus facciones, desvió los ojos de los azules que parecían estar interrogándole. Yacob era desinhibido con sus relaciones, a veces llegaba inclusive a ser pedante y a dar demasiados detalles sobre sus tejemanejes pero siempre fue así. Él en cambio, era reservado en sobremanera y no tenía tiempo que perder en juegos de niños que al parecer, Yuri adoraba. "¿Puedo preguntar cuándo te enteraste?"
"No fue enterarme... más bien verlo. Un día me acerqué a tus oficinas para pedirte unos sobornos policiales y estabais follando como conejos en tu despacho." Yacob dejando escapar una risa sarcástica, no pudo evitar hacerlo más cuando vio los ojos en blanco de Andrey. Nunca le prestó demasiada atención a la relación de esos dos, consideraba a Andrey demasiado compuesto como para meterse en un problema así como lo era Yuri. Porqué si algo describía a ese chico de cabellos platinos, era la locura. "Haz pasar al punk de la chupa de cuero... estoy preparado para un último asalto."
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Eternal.
RomanceAiden un camarero de un club exclusivo llamado Eternal que se cruzará con su perdición: Yacob, un mafioso que no será capaz de soltarle. Llevando a ambos a una espiral de pasión, perversión y sexo. Aflorando todas las inquietudes, miedos y deseos. ✨...