Capítulo 4. "Somos criminales"

1K 131 48
                                    

     Alemania, 24 de Marzo del 2019.

     Bella.

- Tienes mano dura, pero te faltan agallas para intimidar, cariño – Violetta habla con la boca llena de helado.

- Yo opino que debes irte con todo – me señala Cassey –. Demuestra de qué estás hecha, así como golpeaste al imbécil de Andros.

- Van a machacarme viva – exhalo nerviosa –. Además, no he visto a Marco.

- A la mierda con eso, mujer – Violetta me señala con la cuchara –.Ya no eres un ave indefensa. Saca tus garras de halcón y suelta tu lengua viperina. Tienes que demostrar tu poder de emperatriz.

- ¿Por qué asocias la mafia con la realeza? – Annie sonríe divertida.

     Desde que conozco a Violetta, ha comparado la mafia con el alto rango de la realeza. En cierta parte lo entiendo, ella creció como una princesa y fue entrenada para actuar como una. Pero, su perspectiva de este asunto es bastante curiosa.

- Porque lo es, preciosa – Tale mete una cuchara llena de helado en su boca –. Estar al mando de la mafia es demostrar una dictadura en el mundo ilegal del país correspondiente. Podrán existir presidentes, mandatarios y concejales, pero todos ellos hincan su rodilla por todo aquel que tenga el poder suficiente para acabarlos. Vas de la mano con el principal representante del país. Mientras él se encarga de la estabilidad pública y legal, nosotros nos encargamos de la estabilidad clandestina y privada.

- Eso no tiene sentido – Annie no parece convencida.

- Por supuesto que lo tiene, hermosa Ann – Tale se recuesta sobre uno de sus brazos –. Es cierto que nadie premia ni aplaude la capacidad que poseemos los mafiosos de controlar la vida ilegal de un país o ciudad, pero es algo que se debe hacer. Si no hay orden en el crimen, tampoco existirá orden en lo legal.

- ¿En el crimen hay orden? – Cassey frunce el ceño.

- En un país avanzado, sí – respondo –. Los países del primer mundo cuentan con un crimen más exclusivo y organizado.

- El mundo está lleno de parásitos humanos, los cuales se encargan de contaminar y ensuciar las buenas acciones de los demás. El gobierno no tiene el poder suficiente para controlar la alta gama de crímenes que se dan en un país. Solo fíjate en Dominic, él no hace contacto con la realeza, pero ellos tampoco buscan exterminar su imperio. Es un contrato no firmado. De esa manera mantienen un equilibrio perfecto para conservar las calles de Inglaterra relativamente seguras. Trabajan en conjunto por una equidad en los barrios altos y bajos del país entero. Aunque no sea reconocido públicamente, ni le paguen por su buena intención, para Dominic es suficiente con el respeto de los peces gordos. Él no molesta a la corona y ellos no intervienen en su negocio.

- Pero – Annie lo mira dudosa –, la Yard hizo toda una investigación y un allanamiento en la mansión de los Tremblay.

- Tienes razón – afirma Tale –. El contrato no firmado es con la realeza o los mandatarios del país ¿Crees que si todo el cuerpo policiaco, el ejército y la guardia real supieran sobre esta línea de respeto, guardarían el secreto?

- No – murmura.

- Exacto, Ann – Violetta sonríe satisfecha al demostrar su punto –. Dominic tiene muchos impostores dentro de los servicios de seguridad, quienes se encargan de borrar huellas o eliminar informes perjudicadores a su persona. La realeza solo le brinda respeto e ignorancia a su trabajo, queda en manos de los Tremblay el no ser descubiertos por quienes cumplen fielmente su trabajo y hacen caso omiso al juramento de la nación.

DesaparecidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora