Capítulo cuatro.

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Damián y yo no hablamos cuando regresamos a WonderWood. Habíamos compartido un momento y me siento muy mal al respecto. No me gustan las relaciones y los sentimientos como estos, así que creo que será mejor cortar todo desde la raíz, antes de que él se crea algo erróneo, porque yo no quiero nada serio con nadie.

Josephine me pasó la dirección de la fiesta a la que fue. Al principio le dije a Damián que tenía que volver por una emergencia, así que no dudo ni dos veces en traerme a casa, así que cuando se estacionó afuera de mi casa, nos quedamos en silencio, una vez más. No pensaba pedirle también me que llevará hasta donde se encuentra Jo, pensaba pedir un taxi o irme caminando incluso.

Ni el auto de papá ni el de Aiden estaban estacionados en el portón, por lo cual sentí una punzada de alivio al saber que Sophia ya se iba ido, así que podré estar en paz al menos por una semana más, hasta que ella regresé el próximo fin de semana; miré en dirección de Damián, quien estaba mirando hacia mi casa.

—Tengo que irme —digo y me quito el cinturón de seguridad.

—¿Al menos te la pasaste bien conmigo? —preguntó de la nada, llamando mi atención.

Estaba por abrir la puerta, pero decidí voltear a verlo una vez más y fruncí el entrecejo. Su pregunta me confundió demasiado.

—¿Eh?

Damián asintió y después de todo este tiempo, me enfrentó finalmente.

—Mackenzie. —Él cerró sus ojos por un minuto y respiró profundamente—. ¿Si estás enterada de que me siento bastante atraído por ti, no?

Y lo que más miedo tenía que él dijera, finalmente sucedió. Me odio a mí misma por esto, porque yo no siento nada, absolutamente nada por él. Ni siquiera siento un cosquilleo en mi vientre, ni siquiera pienso en él cuando no lo veo...no estoy interesada en él y es más que obvio.

—Ni siquiera nos conocemos —susurré.

—Ya. —Él exclamó—, pero no tengo que conocerte para saber que me siento atraído por ti.

—Damián...

—Pienso siempre en ti y eso me está jodiendo bastante, porque jamás me había pasado esto, y sí, no nos conocemos y piensas que soy Ted Bundy, pero incluso eso me gusta de ti. Te hace bastante única.

No puedo seguir escuchando esto. Por este tipo de cosas es que huyo de las relaciones o de las amistades con otras personas que no sean Caleb o Jo, porque pueden llegar a confundir las cosas y...joder...no quiero lidiar con esto.

—Yo no siento lo mismo por ti —dije finalmente, sonando más cortante de lo que esperaba.

Él asintió.

—Lo sé, pero esperaba que al menos trataras de conocerme...no lo sé.

—No puedo, Damián.

—¿Por qué no? —inquirió—. ¿Por qué huyes de todo esto?

No tenía por qué responderle. Él ya estaba enterado de que nadie hará que cambié de opinión sobre él.

—No tengo porque decirte.

Él se río, pero no transmitía alegría alguna. Se veía molesto y decepcionado y aunque me gustaría decirle algo más, para al menos suavizar las cosas, no tenía nada más que decir. No sé porque siento que lo estoy cortando, y eso que ni siquiera salimos en serio. No fue una cita y jamás tendremos una. Fin de la historia.

Abrí la puerta y saque mis piernas de la pick-up, pero antes de salir, Damián me dijo algo que ni siquiera yo sabía si lo fue o no:

—Tuvimos un momento, Mackenzie.

El secreto que nos une.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora