tres.

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03.

no tenía idea de como la chica de hebras azules habían alcanzado a escuchar su "discreta" conversación, tampoco sabía mucho de ella y quería conocerla mejor ver que hacía en sus ratos libres, qué le gusta y qué le disgusta, Irina era dueña de un misterio gigante en el cual Ribba se estaba viendo enrollado, algo en el le decía que se podían llevar bien.

el timbre sonó y todos guardaron sus cosas para poder irse a casa a descansar, o bueno algunos a descansar otros como Irina tenían que salir corriendo a trabajar. La peliazul salió del salón junto a Valentina y Mauro mientras caminaban y hablaban de cosas triviales, a ella le gustaba compartir con ellos era de las pocas veces que se sentía bien y feliz se podría decir.

— Mayweather un poroto al lado tuyo Iri. —decía Mauro mientras pasaba su brazo por los hombros de su amiga, mientras ella reía.

a Lombardo le gustaba escucharla reír pero no porque estuviese enamorado de ella o algo similar, la quería muchísimo como a una hermana, sin embargo la chica de ojeras negras reía muy poco para lo mucho que merece ser feliz. Justo por esa razón era que de vez en cuando y sin que se viera muy planeado Valentina y Mauro le hacían detalles y hacían lo posible por darle unos momentos de felicidad y alegría.

—boluda tremendo bofetón le diste a la Mili, sonó como cuando le pegas al pavo o tiras un huevo desde un punto muy alto, tremendo. —añadió Valentina haciendo que Irina ría aún más.

—se lo merece —contestó aún con un poco de enojo— por forra, conmigo nadie se mete y mucho menos si es para tratar de humillarme no voy a dejar que me pisoteen, pobre pero con dignidad. 

—esa es mi nena —festejó Mauro— no sos la boludita de nadie ¿eh? —dijo tomando el rostro de Irina y viéndola directamente a los ojos para que comprenda— sos la mina más valiente que he conocido, y te lo digo en serio tarada, así que no quiero saber que alguien te haga daño o intente humillarte porque le doy un fierrazo en la nuca. 

se reincorporaron y siguieron caminando, mientras detrás de ellos iba el otro icónico trío de oro. Daniel mantenía su vista en la chica, mientras que sus otros dos amigos conversaban de cualquier otro tema. Se despidió de sus amigos y se fue hacia la parada del colectivo, encontrándose con Lutz, le extrañó porque sabía que esa no era la ruta de la chica, ella perfectamente podía irse caminando hacia su casa.

quería hacerle tema de conversación, pero no sabía cómo, no sabía cómo hablarle porque ella era increíblemente reservada, como una caja fuerte y aunque dicen que los ojos son las puertas del alma ese no es el caso de Irina Lutz, ella era la única que decidía con quién se abrían las puertas de su alma. Su puerta era de acero y con mil candados, no existe persona que la pueda abrir tan fácil.

Ribba tomó un poco de aire y la miró, veía algo en su teléfono mientras tenía los auriculares puestos.

—eu perdóname por lo de ahora, viste que los pibes son re chusma y me preguntaron qué pasó. —soltó de manera nerviosa, haciendo que la fémina aparte la vista de su celular para verlo.

—ya fue, es obvio que hoy iba a ser tema de conversación, si no era de mí de quien hablaban iba a ser Milagros, para unos yo debo ser la peor porque le pegué a Milagros pero ella fue una hija de puta y se lo merecía, alguien tenía que frenarle el carro. —contestó tranquilamente, ayudando a que Daniel se sienta menos tenso.

—cómo te dije, no supe qué pasó cuando nos dirigíamos para el salón el profe de naturales me dijo que yo iba  a ser el testigo, aunque no sabía bien que había sucedido, cuando yo llegué vos ya estabas encima de Milagros pegándole. —comentó ella dio gesto cercano a una sonrisa.

—no me arrepiento de nada, si me la tengo que cagar a trompadas cada que se crea la dueña de todos y todo lo haré, me enferma la gente así. 

Irina se puso de pie cuando vio que el colectivo venía, para decepción de Daniel no era el mismo en el que se iba. Sacudió un poco su falda y miró al morocho, le prestó atención nunca se había dedicado a verlo bien.

—un gusto Ribba, y cuídate. —dijo antes de subir al colectivo.

—chau Irina. —se despidió, la peliazul subió al autobús y él la perdió de vista.








boe

ojeras negras ; dani ribba. Where stories live. Discover now