No siempre será Fairy Tail

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La pelea había sido dura y los sacrificios muchos, demasiados. 

Aún cuando las cosas habían resultado bien y todos estaban a salvo, había un gusto amargo en la boca de todos, y el dolor de las pérdidas sería algo que tal vez nunca podrían superar. Porque aquellas cosas no se superan, solo se aprende a vivir con ello.

Los días pasaron, y no estaban resultando llevaderos, porque fáciles no serían, jamás. Natsu se había ido y el gremio había sido dispersado; ya no había mas Fairy tail, su familia ya no existía.

Solo le había quedado una nota de después de tantas aventuras; una estúpida y escueta nota. Nada más.

Y ella había quedado sola y con una profunda herida en su corazón. Si tan solo sus amigos se hubieran quedado, si tan solo hubiesen podido compartir el dolor y superar sus pérdidas juntos, como siempre lo hacían; quizás las cosas serían distintas.

Pero no lo eran y querer cosas que no iban a pasar, soñar con personas que ya no estaban, no la llevarían a ninguna parte, y definitivamente no la ayudarían a pagar su renta.

Así que se tragó el orgullo, la pena, el dolor y los recuerdos; los guardó en una caja dentro de su corazón y se fue de Magnolia. 

Luego de viajar por distintas ciudades y buscar distintos trabajos llegó a un pequeño pueblo llamado Dalias. Ahí la vida era más barata y había trabajo; y al menos podría comenzar denuevo.

Consiguió un trabajo en un café, dos veces por semana, lo cual le alcanzaba para pagar la renta de su diminuto departamento y gastos básicos.  Y junto a Loke y el resto de las llaves entrenaba día a día en el bosque, pero sin ninguna motivación.

Lucy ya no tenía la misma luz, ni la misma pasión de antes. Esta versión de Lucy era lo que quedaba después de pasar el huracán; aquel que lo destruye todo y que luego, cuando todo se calma, solo deja vestigios en el desastre. Lucy era aquellas piezas que quedan ahí, rotas, libres y maltraídas que alguien debe tomar y usar para reconstruir aquello que alguna vez fue.

Fue en uno de esos días, aquellos que Loke agradecería por toda la eternidad, cuando un chico la encontró entrenando con él y Virgo. 

Como si hubiese sido puesto en el camino de Lucy por alguna obra divina, el chico se acercó completamente asombrado de la magia de la chica. Él conocía sobre la magia Celestial, sobre las llaves y por eso, sabía lo poderosa que era Lucy de tan solo tener a dos espíritus junto a ella.

Lucy lo miró sin prestarle mucha atención, pero le dedicó una sonrisa de cortesía y agradeció su entusiasmo, y él se presentó como Renji.

Renji era todo lo opuesto a Natsu, el chico tenía el cabello negro y rebelde, grandes ojos azules y piel clara. Su rostro era algo infantil, pero no dejaba de ser agradable a la vista y evidentemente era de la misma edad de la chica. 

Se acercó, algo tímido, cosa que sorprendió a Lucy ya que estaba acostumbrada a las formas de Natsu y Gray que nada tenían de tímidos ni menos respetuosos; y con la mirada llena de emoción, le pidió entrenar con él.

Antes de que Lucy pudiera negarse, o decir cualquier cosa, Loke apareció delante y aceptó el desafío. Podría ser una oportunidad de que su dueña encontrara un amigo o simplemente se distrajera.

Luego de ese primer encuentro, vinieron más y día tras día el chico aparecía en el bosque donde Lucy entrenaba. Como si tuvieran un acuerdo, como si así hubiesen sido las cosas siempre; y Lucy, de un día para otro, se encontró esperando la llegada del chico para compartir.

Y de pronto, Renji ya no solo aparecía en el bosque, el chico había encontrado el café donde ella trabajaba y comenzó a ser un cliente habitual. 

Loke, con gusto, pudo observar cómo poco a poco, algo del brillo que algún día tuvieron esos ojos chocolates, a veces aparecía en la presencia del chico. Y también a veces, la comisura de sus labios se elevaba en un intento de sonrisa.

- Lucy- habló Renji mientras se sentaban a descansar luego del entrenamiento- ¿te gustaría unirte a mi gremio?

Lucy lo miró, no se esperaba aquella pregunta, no se esperaba una propuesta de ese estilo y con pesar supo, que había llegado el momento de tomar una desición.

No todo es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora