Capítulo 2.

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HARRY PDV.

—¡Harry!, ¿Dónde estabas, Harricito? Me preocupé — dijo mi madre mientras entraba por la puerta.

—Salí... De fiesta — mentí mientras ella me abrazaba.

—¿De fiesta?, ¡Harry, ahora tienes más amigos que esos de la panadería!, pero, para la próxima me tienes que avisar antes de salir, o te castigaré — me advirtió.

—Claro, mamá — sonrío mientras subo a mi habitación.

—¡Espera!, ¿No vas a cenar? —me toma la muñeca impidiéndome a que suba los escalones.

—No mami, lo siento. Estoy muy cansado y mañana tengo que ir más temprano a la panadería — me solté de su agarre y subí hasta mi cuarto.

Cerré la puerta de mi dormitorio conmigo dentro, me quité la camisa, los pantalones, los zapatos y los calcetines, hasta quedar sólo en bóxer. Miré mis tatuajes y luego me lamí los labios, excitado, imaginándome al rubio lamiendo cada uno de ellos.

Dejé de lado mis sucias fantasías, pues lo menos que quería era que mi hazzaconda creciera dolorosamente.

Abrí mi cama para luego meterme dentro de las sábanas, tomé mi teléfono, que antes estaba en mi mesa de noche y puse la respectiva clave, mientras apretaba la opción Galería, donde me aparecían diferentes álbumes, y seleccioné Cámara.

Me aparecían las fotos del rubio que tomé hoy, en el paradero, totalmente concentrado en el camino, en los autos que iban y venían, y su naríz ligeramente roja por el frío, su bufanda azul que cubría todo su cuello, dejando ver su barbilla marcada, su abrigo negro que lo hacía ver como un pequeño osito abrazable, y sus jeans, bueno... Color jeans.

Pasé mi dedo por la pantalla, siguiendo en la segunda foto. Era él, sentado dentro del autobús, con sus manos en los bolsillos, claramente por el frío, recuerdo que dentro de ese autobús había un frío terrible, que parecía congelador.

Siguiente foto, era su casa, pero bueno, no me importaba en absoluto, sólo me importaba él. Acerqué el dedo hacia la pantalla, agrandando la imágen, dejándome ver claramente la dirección del chico.

—Casa 362 Calle ToddWood, Avenida Rollerwharmer — susurré mientras tomaba un papel, un lápiz, y me ponía a escribir la dirección del chico.

Siguiente foto, era la puerta principal. Tal vez crean que esta foto no sirve para nada, que la tomé porque sí, pero hubo un detalle que me pareció muy interesante.

Horan’s House.

Tenía tallada las letras en plateado, “Horan”, suponía que ese era su nombre, pero, luego de leer y releer, me di cuenta que sería algo raro que se llamara Horan, porque, porque me suena raro a mi. Así que lo tomaré como su apellido.

Horan... Lindo.

Seguí con la siguiente foto, mi favorita. No evitaba jadear cada vez que la veía, pues la había contemplado todo el camino de regreso a mi casa.

Era él desnudo.

Exactamente tenía los jeans que antes había mencionado, pero su blanco torso, con unos marcados abdominales, dejando ver su marcado cuello, y... Wow, todo en él era marcadísimo.

Última foto, él, dormido como un ángel, con la boca ligeramente abierta.

La perfección en persona.

Rápidamente, sali de galeria, para luego googlear “Horan” millones de resultados, después de una hora buscando, lo encontré, en la aplicación Instagram.

@n_horan era su nombre de usuario, y rápidamente apreté una de sus fotos.

Veía los comentarios, en uno decía.

“¡Rubio exquisito! Préstame tu salchicha para que juntos hagamos un hot dog ;)”

“Te comería embarrado en nutella, pero bueno, con lo dulce que eres me daría un coma diabético”

“Presta un mapa, me he perdido en tus ojos”

No pude seguir leyendo, todas esas cosas sucias que le decían a mi pobre rubio eran asquerosas, y además, si seguía leyendo probablemente me daría un ataque de celos y comenzaría a romper todo a mi alrededor.

Apreté cada uno de los usuarios que se insinuaban a mi rubio, y los demande, o los bloquee, como sea.

Porque ese rubio es mío, mío y de nadie más.

Luego, volviendo al usuario del rubio, miré cada una de sus fotos, todas igual de hermosas.

Y de repente, ¡Click! Pantallazo a todas y cada una de sus fotos, sumando una de su usuario.

Volví al inicio de mi teléfono y bloquee la pantalla, para que luego dejara mi teléfono en mi mesita de noche. Apagado.

Apague todas las luces y me recosté sobre la cama, cerré mis ojos, intentando estar lo más pacíficamente posible, pensando.

—Serás mío, rubio — dije justo antes de caer en un profundo sueño.

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¡Perdón por no subir! Mi casa no tiene internet y estoy en una esquina robándome el Wifi del vecino.

Así bien mala.

Gracias por todos sus votos y comentarios en el capítulo anterior, me hicieron súper feliz *se sonroja*. Ojalá que este capítulo también sea de su agrado.

@ZouisftNarry como amé tus comentarios, y amo tus historias. Este capítulo va para ti ;).

+12 y sigue :).


Animals » Narry Storan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora