[Sapphire]

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[hola hola, mag al aparato! q tal os está tratando la vida? hoy os traigo algo muy cortito, aunque llevo varios días dándole vueltas orz tenía la idea clara, pero no sabía como llevarla a cabo, pero bueno! el caso es q quería q steven y may se reencontrasen en algún sitio, pero no sabía cómo hacerlo ;o; después de cambiar la localización mil veces, he logrado dar con algo satisfactorio! ya me contaréis si os gusta o no. sip, lo último es una referencia a ese post tan famoso :)

de paso, el título es una mierda pero es q no se me ocurre nada JAJAJAJ perdón]

os leo! un abrazo fuerte]






"Vuelvo a encontrarte, Steven", murmura May sin despegar la mirada del horizonte. El viento le zarandea el pelo y se esconde un mechón tras la oreja.

"May", respondo yo simplemente. Me apoyo en la barandilla del puente, observando con ella el cielo. Las estrellas brillan con mayor fuerza esta noche, o eso pienso.

Tengo mil preguntas que hacerle, desde cómo me ha encontrado hasta que hace en este pueblo perdido de Teselia, pero siento que no es el momento para preguntarlo. Así que, en su lugar, de mi boca salen otras palabras.

"¿Es este el fin de tu viaje ahora que me has encontrado?", le pregunto girándome a mirarla. Ella se ríe a carcajada limpia y sonrío. Echaba de menos escuchar su risa, cristalina como el agua.

"No quiero ser yo quien te lo diga, Steven, pero deberías bajarte esos humos", me responde mientras se gira a mirarme. "Mi viaje acaba de comenzar."

Abro la boca, aunque niego con la cabeza y sonrío. Tiene razón, ha sido demasiado osado por mi parte pensar que el único motivo que tenía para abandonar Hoenn era perseguir a su amante. La observo durante unos segundos, apreciando que se ha dejado el pelo más largo y ha cambiado su vestuario. Antes de poder pensar en qué estaba haciendo, veo que mis brazos han rodeado su cuerpo. Cierro los ojos e inspiro.

Huele a casa.

Noto cómo sus brazos vacilan pero, lentamente, me rodean a mí también. Añoraba su calidez.

"Te he echado de menos", murmuro en voz baja. Ella no responde, pero se zafa de mi abrazo y me coge de la mano. Enarco una ceja, pero me sonríe con malicia y me guía a lo largo del puente. Me lleva hasta una posada que hay a las afueras del pueblo.

Dentro de la habitación, nuestras bocas apenas tardan unos segundos en encontrarse, casi desesperadas por el contacto. Aquella noche hicimos el amor.

Cuando me despierto con los primeros rayos del sol colándose por la ventana, me encuentro solo entre las sábanas. La cama está fría, lo que significa que May se ha marchado ya hace rato. Gruño, frustrado, reprochándome haber creído -por un solo momento- que lograría retenerla conmigo. Ella misma lo dijo, no iba a lograr que se quedase a mi lado, no en esta ocasión.

Me visto en silencio y, antes de abandonar la habitación, veo que hay una nota en la mesilla. Reconozco la letra de May al instante.

Steven,

volveremos a encontrarnos,

              May.

Sonrío y me guardo la nota en el bolsillo del chaleco. Sé que es una promesa y May siempre cumple su palabra.

Me acerco una última vez al puente, ahora lleno de turistas y lugareños, y observo el agua en calma. La luz le da un color más oscuro de lo habitual, lo cual me hace pensar en la conversación que tuve una vez con May. Dijo que adivinaría mi color favorito y yo la animé, pese a no tener ninguno. "¡Zafiro!", exclamó emocionada. Yo me reí y asentí, incapaz de decirle que no después de verla sonreír.

Desde entonces, no he vuelto a ver ese color de la misma forma. Está en todos sitios: en el agua, en el cielo, en las piedras de mis anillos, en las ilustraciones de los libros.

En sus ojos.

Podría vivir en ese color para siempre.

Sonrío y me marcho en silencio del lugar. 

Tengo el presentimiento de que no tardaremos en encontrarnos de nuevo.

SapphireWhere stories live. Discover now