A Orfeo le gustaba practicar en esa cera.No encontraba mejor lugar para sus prácticas de guitarra que esa calle, con florerías de las cuales sobresalían pequeños claveles rojos, el olor a postres recién horneados de la panadería cercana, ese lugar le daba una tranquilidad incomparable y lo inspiraba a continuar con sus letras para luego hacerlas sonar por medio de las cuerdas de su guitarra.
Pero su más grande fuente de inspiración, se encontraba en una pequeña tienda de pinturas.
Las obras de arte que salían de ahí era algo simplemente hermoso, pero al castaño no le atraía las pinturas, si no quién las hacía.
En el local trabajaba una chica de cabellos negros y cortos, con una pequeña coleta adornando, una piel morena y sonrisa radiante. Acompañada de un overol manchado de pintura al igual que algunas pequeñas partes del rostro de la dama.
Desde el instante que Orfeo la captó con su mirada, esa chica se volvió su nueva musa, la culpable de las nuevas letras dulces que aparecían en los escritos y quién ocasionaba las melosas melodías que escondían las ansias del castaño de acercarse un poco a ella y dejarle al menos un cumplido de su impactante belleza.
Pero Orfeo no tenía el valor, prefería esconderse entre las cuerdas que tocaba antes que acercarse a la chica que tanto le quitaba el aliento.
Deseaba conocer a esa pintora de radiante sonrisa.
El universo pareció responder sus deseos, aunque no de la mejor manera.
Estaba sentado en esa cera como cada tarde, practicando una de las canciones que tenía en su libreta, se sumergió en su propio canto y el mundo a su alrededor desapareció, sus manos se movían solas rasgando las cuerdas y creando un sonido relajante, el cual acompañaba a su voz en esa melodía que trabajaba cada tarde.
Sabía que algunas personas lo estaban mirando, incluso sospechaba que algunas se tentaron a dejarle unas cuantas monedas, pero a él no le importaba ganar dinero, lo único que quería era expresar sus sentimientos por medio de la música que producía y demostrar hasta el sentimiento más escondido de su corazón por medio de su suave voz.
Su canto termino, se sintió satisfecho con su obra, tal vez la canción no estuviera completada, pero iba por un buen camino.
Unos aplausos comenzaron a sonar.
─Eso, eso fue hermoso─ Escucho una voz melódica que demostraba bastante sorpresa ante el canto del otro.
Orfeo abrió los ojos con sorpresa, la calle estaba casi vacía, tal vez por lo tarde que era, solo sentía la presencia de la voz que seguía a su lado.
Fijo su mirada y el corazón se le detuvo.
Justo en frente de el se encontraba una chica con un overol desgastado y con manchas de pintura en este, manchas que también adornaban su morena piel y resaltaban la brillante sonrisa que llevaba en rostro, con un brillo chispeante en sus ojos cafés y su corto cabello negro danzando con la pequeña brisa que la tarde ofrecía.
Su musa, la chica que había admirado por tanto tiempo, estaba justo en frente de el dedicándole unas palabras en honor a su trabajo.
Todo el aire de sus pulmones decidió escapar en ese momento.
─Yo, yo─ Las palabras se negaban a salir de su boca y quedaban atoradas en su garganta, solo mirando con sorpresa la chica que tenía en frente.
La azabache soltó unas risas.
─No pienso morderte, solo digo que tienes un gran talento con esa guitarra─ Dijo la morena, dejando todavía más paralizado al contrario.
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° 𝑃𝑖𝑛𝑡𝑢𝑟𝑎 °
Historia CortaOrfeo dejo su guitarra por el miedo que lo había invadido. No espero encontrarla llena de pinturas hechas por la chica que tanto había estado admirando. ━━━━━━━━━━━━━━━━━━━ °Pareja heterosexual °Orfeo y Eurydíce °One-shot °Au normal¿? °Hadestown ──...