Yixing no quería caer en el cliché de pensar «ahora todo perdió los colores, solo veo tonalidades grises», pero la cruda verdad es que ya estaba tan hundido en ese hoyo que prefirió resignarse y acariciar el suelo con la yema de los dedos. Despertaba para sentir y se dormía porque ya había sentido demasiado. Irónico, ¿no?
Había días en los que el chino prefería no levantarse de la cama, observaba durante largos minutos el techo pensando en cómo sería ser un buen dibujante, un astronauta o quizás un actor de la pantalla grande. Algunas veces solo se desconectaba y dejaba a sus memorias hacer un largometraje.
El teléfono vibraba y lo traía de vuelta al mundo real, donde debía trabajar y estudiar. Ya sabía quién era la persona que tiraba de sus pies hacia la tierra.
«Deja de mirar la pared, Xing, hoy te quiero ver en la universidad. No tardes».
Junmyeon se convirtió en la razón de que se atreviera a seguir respirando. Porque, para ser sinceros, al chino ya hasta flojera le daba inhalar y exhalar. Él era el reflejo innato de sonreír y la costumbre de seguir despertando, la noche más larga que el día y la libertad de empujar sus límites.
—¡Pensé que no vendrías! Me asusté por un momento.
El castaño era siempre tan resplandeciente. Su sonrisa, sus cabellos peinados, un ligero perfume masculino detrás de las orejas, sus ojos achicándose al reír y sus frases confortantes.
—¿Te sientes bien hoy? —preguntó levantando el rostro de su amigo.
—De la mierda, pero mejorará —sonrió, mostrando ambos de sus hoyuelos—, espero.
Al coreano le frustraba no poder hacer nada, que muchos de sus intentos de alegrar al menor se desvanecieran en minutos, que sus esfuerzos por mejorar el estado anímico de Yixing sean igual de trascendentes que una esponja.
Le pesaba un poco notar que al final del día el pelinegro se marchaba del restaurante o donde laboraba o de la facultad donde estudiaba con el gesto nulo. Él no comprendía del todo lo que era la depresión, nunca había sentido algo parecido a lo que su amigo describía o cercano a ello, eso lo frustraba. ¿Cómo puedes curar a alguien de gripe si tú nunca estuviste enfermo de eso?
—No te preocupes, Junmyeon, en serio. —Suspiró—. A veces ni yo mismo me entiendo. Hay días en los que de verdad me siento feliz, siento que puedo hacer todo y nadie me detendrá, pero hay otros en los que me dicen «hola» y ya quiero tirarme por la ventana.
—¿Incluso si soy yo quien te saluda?
—Creo que es más probable si eres tú quien me saluda. —Soltó una risilla sin notar que el rostro del contrario palideció al instante—. Oh, ¡Dios! No, no me refería a eso, ¡para nada! Me hace muy feliz hablar contigo, solo que a veces... Perdón, no debí decir eso.
Cuando el mayor pudo recuperar el aliento luego de tal susto se apresuró a corregir su postura, volviendo a su sonrisa habitual con algo de nervios.
—Yo solo quiero que seas feliz. —Detuvo el paso, ya que estaban yendo de camino a la parada de buses, tomándole las manos con suavidad—. No hablo de que lo seas todo el tiempo ni a cada segundo, solo quiero hacerte feliz.
Los ojos del chino se aguaron cuando terminó de hablar, una cascada de lágrimas bajaba por sus mejillas para cuando Junmyeon parpadeó tres veces.
—No llores, por favor —rogó, abrazándolo de improviso y con mucha fuerza.
—Perdón —sollozó.
Para Yixing sus sentimientos eran un intrincado laberinto. A veces creía tener las respuestas a ciertas situaciones, pero luego resultaba ser solo una pared que no daba al final del recorrido. El chino quería averiguar cómo salir de esa profunda angustia, solo que a veces se rendía y prefería sentarse en medio de las paredes entrelazadas a respirar, incluso si le daba flojera.
Llegar a casa con la mochila a punto de abandonar sus hombros solo era signo de una terrible conclusión: Aquel día no lo había logrado, otra vez.
Se colocaba la ropa de dormir con parsimonia, aceptado que ese día había vuelto a sentirse vacío por dentro y que mañana podría tener otra oportunidad si no lloraba mucho esa noche. Su celular volvió a vibrar, solo que esta vez no era un mensaje, sino una llamada.
—Junmyeon, ¿qué pasó? Es súper tarde —habló mientras caminaba hacia el interruptor del cuarto que le pertenecía para apagar la luz.
—¡Tengo una última idea!
—¿Para qué? —Rascó su cabeza.
—Para hacerte feliz, Xing.
Suspiró con una sonrisa.
—Dime.
—¿Qué le dice un conejo a otro conejo?
Frunció el ceño, volviendo a la cama.
—¿Qué le dice?
—¡Somos dos conejitos!
Sus labios se volvieron una línea recta al mismo tiempo que rodaba los ojos a pesar de que el contrario no podía verlo.
—Eso no es chistoso...
—¿Y qué le dice un cocodrilo a otro cocodrilo?
Esta vez rascó su párpado derecho.
—¿Qué le dice?
—¿Ya viste a esos dos conejitos de allá?
Junmyeon se esforzaba siempre para hacerlo feliz, a veces le compraba comida, en otras ocasiones lo abrazaba en el bus y, en casos desesperados, le contaba chistes a las tres de la madrugada. Ese pequeño destello de amor, solo un poco: imparable, brillante y constante.
La risa del chino salía sin tapujos y eso hacía que todo el trabajo de Junmyeon valiera la pena, pues el coreano deseaba ir más allá de ese mundo gris en el que su amigo se sumergía, lo tomaría de la mano y lo llevaría lejos de esa jaula estrecha que no permitía mostrar sus hoyuelos.
—¿Irás a dormir feliz? —preguntó mientras las carcajadas del menor se apagaban.
—Por supuesto. —Sonrió verdaderamente.
Había otras veces en las que Yixing veía el laberinto tan simple, que la conclusión de sus sentimientos era tan clara como el final del camino: podía encontrar su camino y correr junto a Junmyeon, incluso si no llegaban muy lejos, ¡a donde sea! Se había enamorado de la única persona que no le permitía irse a dormir triste.
[***]
¡Hola, bebés! Hace tiempo que no nos leíamos, ay.
He vuelto con un pequeño OS basado en "Non Stop", del precioso álbum de Obsession, esto como parte de una dinámica organizada por acosadoraliteraria para conmemorar el aniversario de dicha pieza de arte, aslkfjaslk.
Tal vez mis palabras se salieron de la letra, pero tal vez ese amor imparable del que tanto habla la canción es el que yo interpreto así: el pequeño apoyo de dos jóvenes enamorados, pero un poco tristes.
Espero que les guste mi intento de fluff y lamento que fuera un poco corto, ¡espero volver pronto! Casi no alcanzo a subir este OS a tiempo por la universidad, pero sigo viva, ¡yay!
Los amo mucho, ¡nos leeremos pronto!
Atte. Misaki116
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Dos conejitos
FanfictionSobre Yixing sumergido en un gris profundo y Junmyeon de chistes tontos con un amor imparable. ❤ Pareja principal: SuLay, por supuesto. ❤ Géneros: Fluff, slight angst. ❤ Basado en "Non Stop" de EXO ✏ One shot para la dinámica #1YWOWritingChallenge ✏...