Un grito aterrador le despertó. Fijó la vista en el peculiar movimiento de las sombras de la habitación contigua, pero no pudo distinguir demasiado. Parecían dos personas peleándose, una armada con un cuchillo y la otra con un... ¿palo?Se incorporo. La habitación en la que se encontraba estaba totalmente a oscuras. Quiso ponerse de pie, pero unas cadenas demasiado cortas y enganchadas a sus muñecas se lo impidieron. Hacía movimientos lentos, le dolía todo el cuerpo, como si hubieran pasado un ejército entero por encima suyo.
-Ayu...da....- susurró casi para sus adentros. Estaba sediento, no podía formular ni una palabra al completo-.
La cabeza le daba vueltas.
-Neces...agu...
Un aullido estremecedor y a la vez dulce, eso fue lo último que oyó antes de que una de las sombras se desplomara. Acto seguido, la sombra que seguía en pie se dirigió hacia la habitación en la que se encontraba Owen.
Se quedó quieta en el umbral de la puerta. No parecía una persona de gran tamaño, ni tampoco demasiado fuerte. Pero tampoco se atrevía a criticar, ya que le cubría una capa, de pies a cabeza.
Al fin siguió su camino hasta abrir la puerta de lo que parecía la jaula a la que se encontraba encadenado, le soltó las cadenas y le arrastro del brazo, no sin antes ponerle un saco en la cabeza.
Por un momento Owen se imaginaba lo peor, su fin. No se creía lo que ocurría... ¿cómo acabó allí¿ ¿A dónde lo llevaba? ¿Por qué le hacía esto? ¿Qué quería de él?
A jurar por toda la luz que traspasaba el saco, habían salido al exterior. Sin embargo, seguía siendo remolcado sobre una superficie lisa y resbaladiza, sin imperfecciones que le pudiesen hacer daño. Durante un instante, Owen se preguntó si el suelo era así para facilitarles arrastrar a sus víctimas.
Quería zafarse de aquella persona enfundada, pero seguí sin tener fuerzas. Por fin le soltó.
Oía el viento sacudir las ramas de los árboles, los pájaros cantando extrañas melodías... pero no escuchaba nada referente a la misteriosa persona. Hasta que pasado un rato le gritó alguien:
-Quítate el saco-. Era una voz femenina la que se lo ordenaba.
Por un momento dudó. Tenía miedo de ver lo que le rodeaba.
Cuando se lo quitó, la luz le cegó por un momento. Cuando por fin recuperó la vista, miró a su alrededor. Árboles, enredaderas y arbustos. Nada más.
-¿Quién eres?- preguntó alguien. Volvió a buscar a su alrededor, guiándose por la voz, pero parecía estar en todas partes, algo claramente imposible-. No te lo preguntaré dos veces. Para mí hubiera sido más fácil haberte abandonado con el guardián. Así que tu escoges: me contestas o te devuelvo a donde te encontré.
Hizo ademán de responderle, pero seguía sin poder articular palabra. Alzó un brazo hasta señalar su boca y luego se dejó caer en el frío suelo de piedra pulida. Los ojos se le cerraban.
-¡No!- vio a la persona bajarse ágilmente de un árbol y correr hacia una esquina, para luego ir a dónde Owen con una hoja enroscada entre sus manos-. Lo siento, todavía soy novata...Ah! Siento por decir lo siento...no debería decir lo siento....eh?uffff, perdóname...¡No! Ag, no me hagas caso-. Le tendió la hoja- bebe.
A Owen nunca le había sentado también el agua, tan refrescante. Bajando por su garganta y dando vida a su cuerpo.
-Bueno...creo que ya contigo la he fastidiado... no se me da bien ser cruel.
Owen tiró la hoja al suelo y se puso de pie. Por un instante se mareó y creyó que iría otra vez de bruces contra el suelo, pero la mujer le sujeto del brazo.
Él le tendió su mano- me llamo Owen.
Se quitó la capucha roja que le cubría el rostro. Ella le correspondió la mano y anunció:- Yo soy Katara-. Le costaba pensar, se había sumergido en sus ojos, uno gris como las nubes de una tormenta y el otro tan verde como los campos de los dioses-.¿Qué hacías por donde los guardianes tu solo? Qué valiente por tu parte.
-¿Qué son los guard....? Espera, no estaba solo. Axel me acompañaba.
-Ten encontré solo. No había nadie más.
-Eso es imposible. El pajarraco estaba conmigo, se consiguió liberar de aquella cosa que nos atacó y se.... oh... ahora recuerdo: desapareció entre las copas de los árboles. Me abandonó.
Owen se sentía traicionado, ¿pero que podía esperar de un extraño cuervo parlante? ¡Qué desastre!
-Ahora no hay tiempo de lamentarse- aventuró Katara mientras se echaba la castaña melena hacia atrás-. Sígueme, volvemos a mi casa, pasamos la noche y mañana hablamos.
Owen no le quedaba otra que asentir con la cabeza, no se podía permitir el lujo de ir por libre. ¿A dónde iría? No sobreviviría solo en este misterioso bosque, cualquier opción que le ofrecieran era mejor que quedarse solo.
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Aurora, un alma pura ©
FantasyUn bosque donde refugiarse, donde perderse y donde morir. Por muy ameno que pudiese parecer, el Gran Bosque siempre tuvo una reputación a la que temer. Las bestias que albergaba entre sus árboles, las mortíferas plantas que crecían en sus tierras, l...