Holaaa :D Este capítulo será basicamente un recuerdo de Kili y Fili. Sin másque decir. A leer se ha dicho.
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Apenas Tauriel se perdió de su vista, Kili suspiró con una sonrisa de oreja a oreja, dejándose caer y sentándose en el suelo de la celda contra la pared. En ese momento se acordó de una conversación parecida que tuvo con su hermano hace mucho tiempo...
Flashback:
Hacía bastante frío, tanto, como para que ambos hombrecillos emanaran aquel peculiar exhalar blanco y visible a la vista. Regresaban de un pequeño entrenamiento, recogiendo leña entre el denso y gran bosque. Ese día en especial habían tomado otro rumbo, un poco más lejos a lo acostumbrado de su hogar. Por esa vez la llegada de la noche les había ganado; situación que no previeron. Era seguro que su madre, Dís, les daría una buena reñida. Por ello, y para suavizar las cosas, se decidieron a recolectar un poco de leña y así dar la excusa del porqué tanta demora.
—Vamos, Kili. Sólo subiremos un par de colinas más y estaremos pronto en casa—decía su hermano Fili, quien llevaba la delantera del camino por unos cuantos pasos.
El joven enano que iba a sus espaldas, estaba jadeando, cargando la madera tras su espalda, atada con unos lazos gruesos y un tanto grumosos, tal como lo hacía su hermano mayor. Hizo una breve pausa para re acomodarse los palos.
—Lo dice el que lleva menos carga.
—No te quejes, llevamos casi lo mismo—reiteró Fili, esperando a que su hermano lo alcanzara.
—Exacto, casi —soltó una vez estando a su lado, con duro trabajo.
—No es mi culpa que quisieras llevar más troncos que yo, no era una competencia.
Emprendieron la andada de nueva cuenta, siguiendo casi un inexistente sendero de tierra en medio de tantos árboles gigantescos que, por si fuera nada, ocultaban los cielos con sus frondosas hojas verdes.
—Como sea, espero que con esto madre no se enfade tanto con nosotros—añadió Kili con un tono esperanzado.
—Pues si nos damos un poco más de prisa, estamos a tiempo de que no lo haga. Pero tendrás que acelerar tú paso.
Los árboles sucumbieron, y ambos enanos quedaron en una desnuda cima, donde el oscuro cielo se podía admirar con claridad. Fili reparó a contemplar el bello firmamento con cierta admiración, debido a la cantidad de estrellas que en esa noche colmaban. Kili por su parte no pareció importarle tan peculiar vista, continuó andando, de no ser porque tuvo que parar para no dejar atrás a su hermano, que seguía con la cabeza mirando hacia arriba.
— ¿Qué pasa? ¿No eras tú el que andaba apresurando? Andando —alentó Kili, haciendo un ademán de que se diera prisa. Fili volvió a entornar los ojos y con tranquilo paso se dirigió hasta el otro enano.
—Hacía rato que no me detenía a ver el cielo unos segundos—explicó, mientras regresaban a los pesados bosques—. Es muy hermoso, especialmente hoy que hay muchas estrellas.
Kili, quien escuchaba con atención, torció ligeramente la boca.
—A mí siempre me han parecido puntitos en el cielo, cuya luz ilumina poco y nada—expresó concreto—. A diferencia del sol o la luna, a las estrellas las siento más lejanas y con menos brillo. Sin mencionar que hay un millón de ellas.
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Amrâlimê
Fiksi PenggemarTauriel es una hermosa elfa, hija del Rey del Bosque Negro Thranduil, quien la protege mucho sobretodo por ser el vivo retrato de su difunta madre, y hermana del príncipe Legolas. Un día Tauriel le pide a su hermano ir al Bosque Negro para cazar al...