Si muy bien no era puntos comunes en sus destinos, querían convertirse en algo que valiera la pena en su presente. Desde que los ojos dorados del rubio, dieron con los ojos azul turquesa de aquel chico pelinegro. Sus caminos estaban listos para cruz...
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Touya Todoroki o mejor conocido como Dabi, aquel fotógrafo tan famoso que le gustaba hacer obras de arte con cada imagen que su lente captase. Un chico de cabellos negros teñidos y ojos azul turquesa, brillantes llenos de deseo de tomar su siguiente foto tanto de personas como paisajes.
Las hermosas imágenes de Dabi simplemente contaban una historia propia, eso era lo que decían los mejores críticos de él, sin embargo como todos en la vida Touya sufría de la soledad, sin nadie que pudiese compartir sus méritos, de esa persona especial que estaría para apoyarnos en los momentos más duros. Aunque bajo esa capa de chico rudo no lo aparentase Touya era una de las personas más románticas que existían, eso podía decirlo con certeza su ex novio Geten —pero esa no es la historia que vamos a narrar—. El pelinegro quería algo que le motivará la vida, le ayudará a abrir sus alas y volar con fuerza.
Todo empieza en aquel proyecto que al chico le comentaron, uno de sus mejores amigos y la pareja de su hermano, Katsuki Bakugo. Un rubio enojón y de carácter irritable, aún él pelinegro no podía creer como su hermano menor podía soportar aquel irascible, para Dabi quien le gustaba trabajar en proyectos que no lo afinaran tanto a esos actores nuevos en el mundo de la farándula, mas cuando el rubio era el que más lo sabía le propuso aquello como si fuese simple para el pelinegro.
—Bakugo. —Le dijo mirando al rubio con el viejo entrefruncido podría ser su mejor amigo, pero aún así seguían teniendo una pila de indiferencias—. Te dije que no aceptaré fotografiar un mocoso en ascenso. —Los ojos azules de Touya se deslizaron por aquella hoja donde mostraban la foto del actor.
—¿¡Por qué carajo te niegas!? Esta mierda podría subir tu carrera al siguiente nivel. —El rubio enarcó el cejo de enojo mirando a su mejor amigo.
—Sabes que odio fotografiar a novatos, siempre andan presumiendo y no saben hacer las poses. —Le dijo el pelinegro tratando de actuar calmado, en esos momentos aquel chico estaba más que enojado y no se controlaba.
—No empieces, ese es el paso que te da para poder seguir a hacer esa exposición que tanto quieres hacer. —En cierto punto para Touya el rubio poseía algo de razón, sin embargo ya poseía veintisiete años y si necesitaba hacer aquella exposición si quería ganar algo de dinero para poder viajar hacia Rusia.
—Primeramente quiero saber porque estás tan interesado. —Los ojos rojos del rubio no tambalearon, el rubio era alguien que no tartamudeaba cuando se trataba de fijar su vista en una nueva estrella surgiente.
—Este va a ser mega famoso me apuesto mi orgullo como director en eso. —La sonrisa entre arrogante y orgullosa, cuando Katsuki Bakugo admitía algo normalmente debía ser sumamente bueno o una estrella como lo llamaba él.
—Quieres decir, que me lo dijiste a mi porque sabes que aumentaría mi reputación y no solo eso, seré capaz de hacer el viaje por el cual llevo trabajando medio año. —El fotógrafo miró al director, aunque aquel rubio era joven y a penas iniciaba su carrera ya lo conocías como genio.
