Capítulo 25: Secuestro

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No puedo creer que el estúpido de Dumbledore me haya impedido decirle sus cosas a ese niño. ¿Qué puede saber de todo lo que conlleva ser adulto? 

No puedo estar tranquilo, sé que debo llevarle a Potter y sin la ayuda de Draco será más difícil, estoy preocupado por mi familia, corre peligro si no completo la misión. Si pudiera huiría con ellos, pero se que el Lord nos encontraría.

Me siento en la cama, que para mí gusto no merezco, y recargo los antebrazos en mis piernas, con las manos unidas. Hoy tendríamos que estar en la mansión, degustando una deliciosa y cara cena, y aquí estamos, Narcissa lejos, Draco con esa tonta idea de tener como novio a Zabini y yo aquí, solo en esta habitación de cuarta.

Me recuesto queriendo calmar el dolor de cabeza que empieza a crecer, y no sé cuánto dormí, sólo sé que al final me duele todo el cuerpo, me enderezó y voy a darme un baño, que gracias a Merlín si hay en la habitación. Al final me pongo un traje sastre negro, camisa blanca y corbata negra, me vuelvo a poner la gabardina y salgo de la habitación, para mí sorpresa ya es de mañana, pero al parecer nadie se ha levantado, cuando estoy dispuesto a irme veo como aquel estúpido niño pasa corriendo hacia la salida del castillo, pensando que puedo meterlo en problemas lo sigo.

Veo como se dirige hacia el lago, cuando pienso que se detendrá, continúa caminando, arrugó el entrecejo y me sorprendo al ver cómo se para cerca del Sauce boxeador, para mí sorpresa veo como con una rama toca el centro del tronco y este se queda inmóvil, cuando estoy por llamarle es demasiado tarde, me doy cuenta que se mete por las raíces.
Sin perder tiempo camino hacia ahí, pero el árbol vuelve a moverse y debo hacerme hacia atrás. Tomo la rama que él dejo tirada y empiezo a tocar el tronco, pero lo único que hago es hacer que se vuelva más violento. Cuando me voy a dar por vencido por fin tocó el punto exacto y deja de moverse, al ver qué debo agacharme hago una mueca, pero pensando en que podré vengarme me hincó y me introduzco en el hueco.

Llevo varios minutos en esta posición, y cuando pienso que caí en una trampa veo una luz al final del túnel, me apresuró a llegar ahí, al hacerlo veo una casa destruida llena de polvo, mi cara de asco es más evidente que nunca. Me sacudo el traje y empiezo a buscar al estudiante, y ahora pienso que exageré, por dios solo es un niño, ¿Qué hago aquí?

Escucho ruidos en el primer piso, con cuidado me acerco a las escaleras destruidas y subo tratando de pisar donde pienso que no se caerá la madera podrida, hay un pasillo largo y varias habitaciones, pero sólo de una salen ruidos, me acercó con cuidado, con una sonrisa de triunfo y al estar frente a ella me sorprendo de lo que veo.

Frente a mi está el niño hincado, dándome la espalda, se toma su cabeza y para mí asombro veo como su cuerpo crece, saco mi varita, apuntándole

—Date la vuelta.

Susurro con los dientes apretados.

Veo como deja de temblar y se queda unos segundos inmóvil, después se levanta aún dándome la espalda, y gira poco a poco para verme a la cara.
Me sorprendo de ver a Remus Lupín mirándome, aprieto más mi varita y se la pongo en su cuello.

—¿Qué demonios te ocurrió?

Él me sigue viendo a los ojos, pero no habla, me molesta que me vea, por lo que aprieto más la varita contra él, ocasionando una mueca de dolor.

—Quise estar con Harry en navidad, así que convoque un hechizo y…

—Vamos Lupin, ambos sabemos que fue Albus.

Él niega con la cabeza, pero no habla. Y en segundos todo encaja, puedo usarlo a mi favor.

—Sabes que contigo tengo asegurada mi vida y la de mi familia.

Del odio al amor... sólo hay un pasoWhere stories live. Discover now