Años después.

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_ Por favor viejo, dame permiso de ir a la fiesta de Logan, es su cumpleaños.

_ He dicho que no Peter. El domingo es la misa de tu madre y los cuatro debemos estar presentes.

_ Papá por favor. Prometo no tomar para estar al 100 en la misa de mamá.

_ Peter, aún eres menor de edad, ahora menos vas.

_ Por favor ¿siiii? _ Peter puso su cara de niño bueno y cruzó sus manos, Charles comenzó a reír, su hijo sabía que era imposible negarle algo cuando ponía esa cara.

_ Está bien Peter. Tienes mi permiso pero no debes llegar tarde y por ningún motivo debes ingerir alcohol. Debes estar a la hora para la misa de tu madre. Ahora ve a alistarte para que vayas al aeropuerto por tu hermana.

_ Está bien viejo.

_ Peter...

_ Está bien papá.

Charles iba tarde ya a su trabajo. Desde hace tres años que trabajaba como profesor de genética en una de las universidades más prestigiosas del país. En pocos meses, Pietro y Wanda cumplirían 17 años. Quería organizarles una fiesta sorpresa, y como regalo irse todos juntos a pasar un buen fin de semana a la playa, necesitaba vacaciones urgentemente. Aún con esos pensamientos, llegó a su lugar de trabajo y se dispuso a impartir su primera clase.

Wanda, bajó del avión y buscó a su hermano con la mirada, al no divisarlo por ningún lado, tomó su equipaje y se dirigió a la salida. Comenzó a caminar hacia la cafetería que estaba pasando la calle para ahí esperar a Pietro, su celular comenzó a sonar y en un fallido intento de sacarlo de su bolso, tropezó con una niña que llevaba unas bolsas; en el acto, el contenido de dichas bolsas salió volando.

_ ¿Te encuentras bien? ¿Te hiciste daño?

_ Ay no, el frasco se abrió y las pastillas ahora están en el suelo _ dijo con un puchero la damita al ver las diminutas pastillas regadas por todo el pavimento ignorando las demás compras que yacían igual en  la calle.

_ Lo siento, iba distraída. ¿Te parece si vamos a la farmacia a comprarlas nuevamente y te acompaño a casa para asegurarnos que lleguen bien?

_ Si, por favor, el profesor ya no tiene medicamento. Él está muy solito.

_ Entonces vamos... soy Wanda.

_ Me llamo Nina _ dijo la pequeña con una enorme sonrisa en el rostro.

Wanda tomó a la niña de la mano y juntas se dirigieron a la farmacia, compraron el medicamento que Nina necesitaba y ambas tomaron un taxi camino al edificio donde se encontraba el departamento donde la menor vivía. Wanda pagó el taxi y juntas tomaron el ascensor al piso donde Wanda creía era el hogar de su nueva amiga.

Al llegar al piso solicitado por Nina, en lugar de sólo entrar, ella tocó la puerta; se escuchó una voz ronca dando permiso para pasar y entonces ambas mujeres entraron al departamento.

_ Profesor traje su medicamento.

_ No era necesario Nina, creo que aún tengo algunas pastillas.

Un hombre estaba de espaldas, al parecer preparaba café, lo supuso por el olor; entonces, el varón se giró y ella tuvo que contener un grito de felicidad. Pese a los años transcurridos, y a que era muy pequeña cuando dejó de verlo, lo reconoció inmediatamente.

_ ¿Hay alguien más contigo? Presiento la presencia de alguien desconocido.

_ Si profesor, ella es mi nueva amiga, se llama...

_ Scarlett _ se apresuró a decir, no quería que Nina revelará su identidad tan pronto _ Mucho gusto eh...

_ Erik, Lehnsherr.

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