En la séptima vida, ellos no se reencontraron. Al menos no de la manera en la que estás pensando, sino que fue de una forma un tanto... especial.
La lectura comienza a propagarse y los cuentos entre ellos son los más vendidos; los libros relacionados a la medicina y a la ciencia también, pero si hubo algo que en su momento fue sorprendente y terminó por volver un secreto a voces fue la pequeña historia que narraba la vida en un universo donde las almas gemelas existían y la protagonista se encontraba en una búsqueda de la suya.
— ¿Por qué yo no encuentro a mi alma gemela? — Pregunta la chica con desesperación mientras toma un poco de café y atina simplemente a bufar. Frente a ella, su mejor amiga y su novio están gozando de una mini sesión de abrazos y besos que hacen a la castaña de cabellos ondulados burfar nuevamente ante la gran tristeza y obvia desesperación. Sus amigos ríen en cuanto notan aquel mini berrinche, tan solo separándose para darle un respeto a la ajena y dejarla tener un respiro. Al final la castaña continúa en aquel berrinche, comenzando con las quejas sobre la nula existencia de su alma gemela y el hecho de que se está cansando demasiado de esperar porque "todos la estén teniendo rápido menos yo".
— Pero, ¿no crees que debes ser más paciente? — Dice su amiga, tomando un poco del té mientras observa a la castaña, quien solo frunce sus labios e infla sus cachetes —. A penas tienes quince, relájate un poco.
— Tenemos quince — Corrige la castaña y la otra tan solo rueda los ojos con su cabeza, volviendo a darle otro sorbo a su té mientras su pareja ríe al lado suyo—, y tú ya la encontraste. Más bien, ¡la mitad del curso ya encontró a su alma gemela y yo sigo preguntándome como diablos es!
— Hay una mitad que no igual.
— ¡Ese no es el punto! — Grita con molestia, terminando por dejar caer su cabeza contra la mesa de su casa y provocando de nueva cuenta la risa de su pareja y que su mejor amiga suspirase por la poca paciencia de la chica con el tatuaje de sol en su muñeca. Sigue sin entender qué tiene que ver un sol como para que alguien le busque, pero su madre ya le ha dicho que cuando este comience a picar su alma gemela estará cerca. Y puede de verdad jurar que nunca ha picado lo más mínimo en toda su existencia.
Sus amigos se han aprendido aquella historia de memoria, conviviendo con los ataques de desesperación de la chica y notando como esta vive entre la molestia y la desesperación. A decir verdad, Jane siempre está buscando a cada lugar al que va a la persona que pueda ser su alma gemela, pero jamás la encuentra y tan solo termina volviendo a casa decepcionada todo el tiempo. Sí, a veces olvida que tiene un tatuaje en la muñeca, pero hasta ella misma sabe que es un tipo de estrategia porque "si no lo espero, llegará".
Y todas esas veces han fracasado.
Y lo mejor es que siguen fracasando, porque está por cumplir los dieciocho años y aun no hay ni un solo rastro de su alma gemela. Su familia no se preocupa mucho por ella, pues su padre la encontró a los veintidos y, guiándose por el historial familiar, aun le faltarían cuatro años por conocerla. Pero para este punto, la paciencia no es una virtud y mientras observa arriba del techo de su casa todas las estrellas del cielo, es inevitable para ella preguntarse en dónde diablos estará y por qué está tardando tanto; la maldice, le dice que la detesta y muchas veces se pregunta si es que acaso habrá sido mala en el pasado o en su vida anterior como para que alguien no llegue a amarla. Incluso muy dentro de sí, piensa que es imposible que alguien le vea con ojos de amor y logre apreciarla por como es.
Esos pensamientos hacen que finalmente se baje del techo y entre de nuevo a su habitación. Es irónico como ha seguido al pie de la letra aquel dicho que se les da a las personas cuando sueñan demasiado.
Y mucho tiempo después, duerme con una sensación de vacío, pensando en que sería lindo si encontrase a su alma gemela al menos entre sueños.
— Entonces, ¿a dónde piensan ir en vacaciones?
— Muy lejos de casa.
Todos ríen a esa respuesta, incluso nuestra protagonista que parece un poco más animada. A decir verdad, el tema sobre su marca ha dejado de molestarle y ahora está tratando de vivir más relajada al menos en ese aspecto, pensando en que tal vez sus amigos tienen razón y que debe darle más tiempo al tiempo antes de seguir pensando en que la necesita ya. Tal vez sea lo mejor.
Lo que si no es lo mejor es cuando siente que le apesta la boca y, siendo una persona en exceso pulcra, sabe que debe llevarse siempre su cepillo de dientes y un cubito de pasta porque no cree en el uso de mentas. Avisa que irá al baño y todos asienten, dejando de lado que lleva a todas partes su cepillo de dientes y un cubito de pasta dental.
Cuando llega al baño, todo parece normal: le coloca la pasta al cepillo, comienz a cepillar y justo cuando va a la mitad del proceso, escucha como se abre una puerta de los baños públicos.
Y como su muñeca comienza a picar.
Siendo otra persona, pensaría que es un mosquito. Pero, vamos... ha esperado tanto este día que no tiene ni una sola duda.
Es ahora.
Es el momento.
Y cuando una chica de cabellos largos y lentes se acerca a un lado suyo para lavar sus manos, ella solo puede abrir los ojos con sorpresa antes de atragantarse con su cepillo y provocar qu ela otra la viera con extrañeza, preocupación y claramente, un buen susto porque alguien se está muriendo en frente suyo. Sí, la castaña jamás fue buena disimulando y siempre fue una persona muy torpe.
Pero sabe que es ella. Y no le importa que sea una chica, a decir verdad (incluso cuando mucho tiempo imaginó que sería un príncipe el que vendría a presentarse con ella) pues desde que comenzó a ver la vida de otra forma, se prometió que iba a amar a su alma gemela sin importar sus gustos o su diferencias porque sabía que su gran amor la amaría también a ella sin rechistar.
Por eso es que la castaña, luego de casi morir, no tarda en abrazar a la contraria, quien se siente aturdida por todo lo que ha pasado. Tanto así que apenas ha sentido ese picor en su muñeca también donde la marca de una estrella ha estado esperando también por un buen de tiempo.
— Al fin te encontré.
Bonita historia, ¿no? Fue una de las más aclamadas en su momento para la comunidad LGBT+. Pero sé que te estás haciendo una pregunta.
Sí, ellos vivieron en esta. Pero fue una pena porque aquí ellos no se encontraron.
Mientras Minho vivía escribiendo historias de amor como esta, Christopher leía cada una de ellas del otro lado del mundo. Cada uno preguntándose donde estará el amor de sus vidas, aquella persona que los hiciera temblar tanto como las páginas de los libros lo describían y como la vida debería ser cuando te enamoras de esa forma.
Ellos no se conocieron en persona, pero Minho se encargó de conectarlos mediante cartas que añoraban a una persona disfrazadas de historias de amor.
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en un millón de estrellas
Fanficporque a fin de cuentas, vamos a seguir reencontrándonos en cada millón de estrellas. o como prefiero llamarlo: una pequeña colección de cuentos hacia el amor de mi vida.