Capítulo 12

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[  M i r a d a  ]

Estás mirando un cuadro en la oscuridad de la noche, parece ser el único. Es como si estuvieras en tus sueños, una ilusión, algo perfeccionado por tu mente. Miras el cuadro pero realmente no lo haces, es como si estuviera lo suficiente borroso para contemplarlo con detenimiento. Huyes de ahí, por que el terror de no ver lo qué haya en la pintura te asusta, la realidad de la pintura te hace correr pero no hay donde; todo está oscuro, solo sientes las paredes, que poco a poco se reducen, hasta asfixiarte.

Así era como me sentía tratando de descifrar, tratando de buscar alguna salida a mi peor pesadilla, el secuestro de Ross.

Tratando de salir, tratando de querer ser más fuerte, por que cada segundo me decía, me torturaba diciéndome que le hacían algo a Ross, y yo aquí esperando...

Y después recordé el celular...

—¡El celular!—grité alterada mirando a Beatrice que estaba mirando la puerta por donde salió Alessandro.

—¿De que hablas?—se giró mirándome preocupada.

—Los secuestradores me llamaron por mi celular, dijeron que lo harían de nuevo... pero mi celular no tiene batería—me alarmé.

—¡Pues vamos por él, aquí hay enchufes!

Salió disparada por la puerta y yo rápidamente la seguí.

Al llegar al automóvil de mi padre y saqué rápidamente el pequeño control remoto de seguridad, mientras me sentaba en el piloto con la puerta abierta miré por todas partes.

—Wow, ¿este es tu auto?—escuché a Beatrice detrás mío mientras revisaba en la guantera.

—Um, algo así—dije distraídamente.

Encontré el teléfono y el cargador mientras los sacaba miraba a Beatrice; la cual tocaba suavemente el capo, como si tuviera miedo de romperlo con un toque demasiado fuerte.

—¿Quieres entrar?—le pregunté mientras miraba el cielo profundamente azul, pero con un frío indeseable.

Ella me miró como si hubiera dicho algo horrible.

—No hablas enserio—río sin gracia, mientras tiritaba de frío.

—¡Habló muy enserio!, hace muchísimo frío, ven, aquí nos calentará un poco—le sonreí por primera vez con algo de diversión.

—No se, la verdad es muy lindo, nunca en mi vida había visto un carro así... ni de lejos—susurró lo último temerosa mirando el automóvil triste.

—Pero hoy estás en frente de uno. Vamos te dejo entrar todo lo que quieras—. Ella río y asintió emocionada.

Mientras veía la puerta con asombro moviéndose hacia arriba, miré el celular y intenté encenderlo, afortunadamente tenía siete por ciento.

—Es muy cómodo.

La miré de soslayo y noté la gran emoción en su rostro; y por un momento me pregunté ¿que se sentirá no haber tenido una vida llena de autos de lujo?, ¿sería como ella?

Ni recordaba la primera vez que vi un automóvil, toda mi vida vi a mi padre en uno, en la escuela a los demás con el carro más sorprendente, que era el mío. Pero eso siempre pasaba por que mi padre me daba primero que a nadie su nuevo modelo. Y lo apreciaba muchísimo. Mi padre es la persona más importante en mi vida, y mi madre, que sé, que me cuida.

El celular vibra en mis manos y lo miro inmediatamente, leo el mensaje qué hay en mi bandeja de mensaje que es de un número privado:

"El tiempo corre, y no es en vano"

Miré con horror el texto y levanté la vista sintiendo el impulso de mirar hacia adelante y verlo, con su profunda mirada en la mía, en una moto enorme, recargado y fumando un cigarrillo en el manto de la oscuridad.

cerezaytristeza

Él es más que un chico malo. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora