•Capitulo 3•

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Habían pasado ya tres semanas desde el cumpleaños de Jughead y tres semanas desde que Betty vivía con él. Los habían llamado dos veces más para que dieran sus testimonios pero a excepción de esas dos ocasiones, el tema no se había vuelto a mencionar. A decir verdad, ellos apenas hablaban, ella era demasiado tímida y él trabajaba mucho pero había notado que se llevaba bien con Mary, su empleada.

Las había escuchado hablar en varias ocasiones y sabía que Betty la ayudaba con los quehaceres. Aparte de la poca comunicación, habían llevado relativamente bien el tema de la convivencia.  Pero para Jughead no era suficiente, sin embargo no sabía cómo acercarse a ella, él tenía demasiadas preguntas. Había tratado de sacarle información mediante Mary pero la ojiverde no cedía.

¿Cómo terminó ella en manos de esos delincuentes?

¿Cuánto tiempo duró ahí?

¿Por qué no tiene dónde ir?

¿Dónde están sus padres?

¿Su familia está muerta o solo no tiene comunicación con ellos?

¿Tendrá amigos?

¿Cuantos años tiene?

Claramente no es menor de edad o la policía hubiese llamado a servicios infantiles, pero no sé ve muy mayor. Además, él ha hablado con Mary y ella dice que Betty come bastante ¿Por qué está tan delgada?  ¿Tendrá alguna enfermedad?

Tal vez son preguntas que debió haber hecho desde el primer día pero no quería abrumarla o algo por el estilo.

Justo ahora estaba en su cama mirando el techo y debatiendo si salir a buscarla ahora mismo o esperar un poco más. Pero había pasado casi un mes ¿Que tanto podría seguir reteniendo su curiosidad? El creía tener derecho a preguntar un par de cosas.

Tomando una gran bocanada de aire se levantó y salió de la habitación, escuchó el murmullo de voces en la cocina y caminó hasta allí. Ella estaba reclinada en la encimera con un libro de recetas en la mano, no estaba seguro si estaban preparando el almuerzo o la cena, estaba tan agotado que cree que durmió más de la cuenta.

—Buenos días, bella durmiente —lo saludó su empleada—Estaba a punto de ir a ver si seguías respirando.

—Buenos días Mary—dijo con una sonrisa de medio lado.

—En realidad son las tres de la tarde ¿Tienes hambre?

Se sorprendió un poco al escuchar la hora, normalmente los sábados se levantaba un poco más tarde pero no tan tarde. Se aclaró la garganta y le dió una rápida mirada a la rubia que se mantenía inmóvil en su sitio.

—Estoy bien —dijo mirando a ambas—Pero me gustaría hablar a solas con Betty ¿Podrías dejarnos solos unos momentos?

La rubia se puso algo tensa y nerviosa, pensando que tal vez había hecho algo mal o que iba a sacarla de su apartamento.

—Por supuesto, me falta comprar unas cosas para la cena, nos vemos en un rato.

Ella tomó las llaves de la casa y ambos quedaron en silencio hasta que escucharon la puerta principal cerrarse. Jughead aclaró su garganta nuevamente.

—¿Cómo estás? —peeguntó nervioso—No hemos hablado mucho últimamente.

—Estoy bien, Mary es muy buena conmigo y mi habitación es cómoda, gracias.

Betty estaba nerviosa, se notaba por el temblor de su voz y todo su lenguaje corporal gritaba que quería salir corriendo de la cocina.

—No quiero incomodarte Betty pero... —tomó un suspiro antes de continuar —He notado que no mencionas mucho a tu familia o más bien no la mencionas en absoluto ¿Puedo saber por qué?

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