Extra #2

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Me moví por entre el gran grupo de gente, que se encontraba bailando o moviéndose de aquí a allá por el lugar. Estaba muy impresionado, pero la realidad es que Solar había logrado prácticamente convertir su casa en una verdadera discoteca.

La música estaba muy alta y había luces especiales a lo largo de todo el lugar. Mucha gente decidió asistir, causando que tanto el interior como el exterior —precisamente el patio trasero— se encontrara lleno por completo. El alcohol no hacía falta, como era de esperarse; y encontrándonos ya a altas horas de la madrugada, muchos jóvenes estaban ebrios por completo y hacían el ridículo.

Y uno de esos jóvenes, era Kim Taehyung.

Mi mejor amigo había comenzado a beber en cuanto llegamos, debido a que unos amigos de Solar le ofrecieron un vaso. Luego de eso, él bebió copa tras copa, para después ir a agarrar varias botellas de cerveza y tomárselas por cuenta propia.

Yo intenté detenerlo, porque sabía que (al día siguiente) iba a lamentar todo, ante la fuerte resaca que sufriría seguramente. Pero no, él no me escuchó. Se limitó a decirme que, por alguna razón desconocida, tenía ganas de emborracharse para ahogar sus penas.

No pude hacer nada más que aceptar sus deseos, mientras le aseguraba que iba a estar vigilándolo y nos iríamos en cuanto yo lo viera necesario. Él simplemente me sonrió y me abrazó, diciéndome que era el mejor amigo del universo entero.

Pero, un tiempo después, sentí la necesidad de ir al baño y me vi obligado a dejarlo en la planta baja; antes de irme, yo estaba pidiéndole —como si fuera su padre— que no se moviera y me esperara. Taehyung me dijo que haría todo lo que le pedí, pero no confié en su palabra.

Y no me equivoqué al desconfiar, porque —cuando bajé nuevamente— no pude encontrarlo. El maldito idiota se había ido y ahora yo tenía que averiguar a dónde, porque no podía dejarlo solo por ahí y menos en el patético estado en el que hallaba.

Miré a mí alrededor, fracasando en mi búsqueda. Taehyung era un imbécil. La frustración y el mal humor estaban dominándome. Necesitaba irme, pero no podía hacerlo si el tarado de mi amigo no estaba conmigo.

—De acuerdo, Jimin —me hablé a mí mismo, en cuanto me posé en una esquina del salón—. Vas a encontrar al idiota y te irás a casa, antes de asesinar a alguien.

—Hey, Jimin-hyung —Joder, no. Ahora no. Se supone que estoy molesto. Alcé mi vista y me encontré al instante con Jeon Jungkook, quien me miraba y sonreía—. Me alegra verte.

Él lucía una remera, junto a una campera y pantalones de cuero. Estaba vestido de negro completamente, y eso lo favorecía demasiado para mi gusto. Su cabello negro estaba alborotado e incluso había delineado sutilmente sus ojos.

—Hola, Jungkook —mi voz sonó algo extraña, por lo que rogué que él no lo haya notado—. Lo mismo digo.

—Realmente viniste.

— ¿Por qué no lo haría?

—No eres del tipo que va a fiestas —respondió sin dudar—. Sé que, en un fin de semana, prefieres quedarte en casa; ya sea jugando vídeojuegos o viendo películas.

Al escuchar eso, no pude evitar abrir mis ojos más de lo normal. Él pareció percatarse del pequeño detalle, por lo que se encogió en su lugar y dirigió su vista al suelo, luciendo avergonzado y tierno.

— ¿Cómo puedes tener idea de eso? —cuestioné bastante sorprendido.

—Ehh...yo...ah...—rascó su nuca y boqueó como si fuera un pez fuera del agua, causando que yo sonriera mentalmente—. Lo... ¿lo supuse?

Padres Primerizos 『Kookmin』☪adapt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora