Capítulo 3

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Pov. Roy Evans:

Uno... 
Dos...
Tres...
—Vamos, vamos, vamos... —Les dije con tono serio y firme a mis soldados, bajando la guardia y mirando sus pasos correr.

— Mi capitán— El soldado Martínez movió su mano a su frente manteniéndose firme para poder dar un saludo. Lo acepte saludando de la misma forma y esté se paró a mi lado dándome el teléfono. —Mi capitán, el vicepresidente está en la línea, quiere hablar con usted.

Tomé aire y solté. — Mi señor, habla el capitán Evans del grupo especial Alfa. El que está a cargo de cumplir esta mis-.

—¡Rescatala!, Por favor.—Me respondió callando mis palabras— ¡Salva a mi hija, ya perdí a su madre no volveré a perder a mi hija!. —El hombre estaba destrozado— Te daré todo lo que desees, pero por favor haz que vuelva conmigo.—Dijo tajante y seguro.

—No se preocupe señor, ella pronto estará con usted. — Corte la llamada sin decirle más. Por alguna razón entendía el dolor que tenía ese pobre hombre, lo sentía como si fuera mi dolor, mi consciencia. Mi mente viajó al pasado recordando lo que viví. Un pequeño fragmento revolcó mi cabeza.

Flashback.

—¡No por favor! Déjalo en paz, dejá a mi hermano.. No lo toques.. ¡Por favor!— Le grité al bastardo que apuntaba con el arma a la cabeza de Abraham y con la otra mano tenía sujetada su nuca de él. Mi hermano estaba de rodillas, sus labios estaban rojo de la sangre correr. Manchas negras y moradas en todo la cara, de tantos golpes que recibió, seguramente en el cuerpo también pero estaba con el uniforme de su trabajo y se cubría todo menos la cara. Esté me miro y yo no dejaba de patear a todo rumbo para que me suelten.

—¡Roy no!.. No te acerques, ve con ellos, cuida de ellos por mí.— Me decía entre lágrimas. Sé que se refería a mis padres, eran los únicos que nos quedaba. ¿Sino a quien hiba ser? Ignore su comentario y le grité.

—¡No me iré sin ti!.—Le grité fuertemente, mi garganta me dolía de tanto carraspear— ¡Sueltenme, idiotas, bastardos infelices, cuando les ponga una mano enci-!.. 

Boom.. 

—¡Noooooooo!. !Noooooo noooooooo!!.. Abra-Abraham.. No me dejes solo, por favor... —Dije soltandome por fin de los engendros que me sostenían. Corrí hacia él, no podía, no podía ni levantarme, me caí, me caí con él. É-Él me veía con los ojos semiabiertos desangrándose toda la cabeza, todo el piso se esparcía de sangre, s-su sangre.. 

—Jefe,¿Qué haremos con el chico?.—Escuché la voz de uno de sus hombres dirigiéndose al imbécil que fusiló a mi hermano.

—Encargarte de él.— Dijo sin más, limpiando su arma con una tela llena de sangre, lo guardó en la parte trasera de su espalda y se retiró para que suba al ascensor. Antes de presionar el botón lo miré, observaba cada detalle, cada fragmento, cada parte de él. Llevaba un esmoquin de color gris, corbata roja, zapatos de esos relucientes, su cara.. pude ver su puta cara. 

Él era como esos hombres malos de las películas de acción cuando veíamos a Abraham y yo cada noche antes de dormir. Él tenía una cicatriz en la parte superior de su cara, muy cerca al ojo izquierdo, un pequeño lunar a lado de sus labios y un tatuaje de color negro al costado de su cuello. Creo que era en forma de un animal, parecido a un.. ¿escorpión?.  

Atrás de él estaban sus hombres, el idiota me mira a los ojos.—Para que aprenda a no meterse en mis planes, espero que vivas con ese cargo de consciencia viendo como murió tu hermano ante tus ojos. Ojo por ojo, hijo por hijo.— Soltó, partiendo como alma que lleva el diablo.

SENTIMIENTO INEVITABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora