PARTE 1 - Capítulo 3

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La alarma sonó a las nueve de la mañana, la luz del sol se filtraba en la habitación a través de la cortina y Sofía, que estaba sentada en la cama, alargó un brazo para pausar la alarma.

"Hola Raquel, no podré
ir a la escuela, tengo
dolor de estómago.


Lo siento, Sofía"

La castaña trabajaba también de monitora en un colegio y sintiéndolo mucho hoy no podía encargarse de sus niños... Sophie dejó el teléfono de nuevo en el escritorio y se metió en la cama. La noche anterior había llegado a casa y le había contado a su familia que no verían más a Álex, esa noche Sofía lloró delante de su familia. Y eso era algo que nunca había hecho, no le gustaba que la gente viera su debilidad pero lloró con la cara roja y una cascada de lágrimas que bajaban sin control por su rostro. Su hermana la abrazó por la espalda, su padre apretaba los puños desde su sillón presa de la impotencia y su madre le agarró el rostro, se lo levantó y dijo "Él es quien ha perdido a una gran mujer, no olvides eso cariño", Sofía lloró mientras su madre le acariciaba la mejilla y Natsu, su perro, se acurrucaba en su regazo.

Aún tumbada en la cama, cruzó los brazos sobre su cara y lloró recordando la noche anterior y a Álex, Natsu se acurrucó a su lado. Prácticamente no había dormido nada y cuando había despertado —al escuchar a su madre irse a trabajar— se había encontrado sus ojos llenos de lágrimas. Le dolía el cuerpo entero, le dolía hasta el alma; la sentía partida en mil y un pedacitos. ¿Era eso posible?

Las preguntas de siempre se acumulaban en su cabeza; ¿Por qué? ¿Qué he hecho mal? ¿No valgo la pena?... La semana anterior ambos habían decidido que la relación valía la pena, pero al parecer Álex no pensaba igual ¿Por qué? ¿Qué había hecho mal? ¿Lo había tratado mal? ¿Lo había presionado demasiado? Sofía gruñó y escondió la cabeza bajo el cojín.

—Por favor Natsu haz que mi cabeza pare —suplicó la castaña antes de caer presa del cansancio y sumirse en las tinieblas de un revoltoso sueño.

Cuando abrió los ojos era ya mediodía y mentalmente dio las gracias por tener la casa para ella hasta bien entrada la tarde, pues su hermana estudiaba y sus padres estaban trabajando. Se levantó, notando que algo —o más bien, alguien— se encontraba acurrucado a su espalda, Natsu la miró y empezó a mover su colita. Sophie sonrió y lo acarició, lo cual provocó que el perro empezará a jugar con la mano de su dueña como si de un horrible monstruo al que matar se tratara.

Al poco rato Sofía se levantó de la cama con un contento Natsu que la persiguió hasta el lavabo. Así es; la intimidad no era algo que ese perro conociera, si Sophie estaba con él cuando tenía que hacer sus necesidades, ¿por que él no podía acompañarla?

 Así es; la intimidad no era algo que ese perro conociera, si Sophie estaba con él cuando tenía que hacer sus necesidades, ¿por que él no podía acompañarla?

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Una vez hubo acabado en el lavabo Sofía se dirigió al comedor, se tumbó en el sofá y se puso a ver una serie.

Y así transcurrió una semana entera en la vida de Sofía; aprovechando cada instante que estaba sola para pasarlo tumbada mirando series y así bloquear su pensamientos, llorando por las noches pensando en que había hecho mal y trabajando casi todos los días de la semana con los niños o en el parque, forzando una bonita sonrisa.

Nankurunaisa (Editando Parte1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora