El Bosque

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Cuando llegamos al la entrada de aquel oscuro lugar encontramos un cartel colgado de una pequeña verja: "No pasar, muerte segura". Nosotros, siete adolescentes estúpidos sin que hacer en una fría noche de invierno, estábamos allí por unas coordenadas que encontré encima de mi escritorio.

Le hicimos caso omiso al cartel y saltamos la valla, no era gran cosa así que no nos impidió seguir adelante, con cada paso todo parecía volverse más oscuro y más tenebroso, acompañado de un viento helado, hasta que vimos unas luces en el fondo.

-¿Eso qué es?- dijo Yumiko, señalando esas pequeñas fuentes de luz.

-Ni idea pero vamos, ¿no?- comentó Emiko con una extraña alegría. Pero en lo que dura un pestañeo, las luces se volvieron de un carmín muy oscuro.

-¿Q-Qué fue eso?- dijo muy sorprendida Hisa.

-Solo será una broma de nuestros compañeros de clase, ¡vamos!- tras decir eso, Isamu fue corriendo hacia las luces. Los seis restantes la seguimos, llenos por la curiosidad, pero tenía una extraña sensación.

Al llegar todos encontramos que las luces eran cuatro linternas, tiradas bruscamente en el suelo y ese líquido rojo...era sangre. En un segundo, escuchamos un grito desgarrador detrás nuestra, no teníamos el suficiente valor para darnos la vuelta, simplemente salimos corriendo hasta que nuestras piernas no dieron para más.

-¡¿QUÉ FUE ESO?! ¡¿Un oso?!- gritó Maiko casi sin aliento.

-¡¿Enserio crees que eso es un oso?! era un grito muy agudo como...¡el de una persona!- respondió Toshio, recuperando el aliento.

-Agh, esto está muy oscuro. Creo tener un mechero...aquí lo tengo- encendí el mechero, ahora podía ver las caras de mis compañeros- mucho mejor, ¿no?-

-Supongo, pero tenemos que conseguir esas linternas y salir de aquí pero...¿alguno se acuerda de por donde entramos?- miramos al rededor y era verdad, al correr nos desorientamos, pero nos sobresaltamos al volver a escuchar otro grito, más desgarrador que el anterior.

Mientras huíamos me di cuenta que habían...órganos...cuerpos despedazados...sangre...todo eso colgados en árboles.

Mientras corríamos vimos una cabaña a lo lejos, si había alguien podía ser nuestra salvación. Tocamos a la puerta pero nadie contestó, cansado de esperar Toshio le pega una patada a la puerta abriéndola muy bruscamente. Al entrar y cerrar la puerta nos dimos cuenta de que Yumiko ya no estaba.

-¿Donde se fue? esto ya no es gracioso- dijo Maiko mirando al rededor-¡Yumiko!- gritó después, esperando una respuesta.

-Si se quedó fuera...ya estará muerta- comentó Isamu asomándose con cuidado por una ventana. Yo solamente estaba en silencio fijándome en cada detalle de la situación en la que nos encontrábamos; en un momento, por un impulso, entré en una habitación para quedarme en shock: lo que parecía ser una familia estaba mutilada, con la piel arrancada, tendida en el suelo sobre un gran charco de sangre.

-E-Esto si que no me lo esperaba- indiqué señalando a la escena que tenía enfrente. Algunos vinieron a ver, otros prefirieron quedarse donde estaban.

-Vamos a buscar a Yumiko- escuchamos a Emiko abrir la puerta- venga- y la cruzó sin esperar a los demás.

-Yo me quedo aquí y así busco algo que pueda servirnos para algo, un machete y cosas así ¿no?- propuso Maiko.

-Yo lo veo perfecto- opinó Hisa.

Los cinco restantes salimos en busca de nuestra compañera, teníamos miedo, miedo de encontrarnos al emisor de aquel grito, miedo de encontrar a nuestra amiga muerta, miedo de la muerte. Tras unos minutos que parecían horas llegamos donde las deseadas luces.

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