VEINTIDÓS [ Drarry | Harco ] (OneShots)

9. Atención

Original: Attention (Autor/a desconocido)

Resumen: Draco en realidad estaba siendo amable, en su propia manera malévola.

Link al original: https://archiveofourown.org/works/516013

***

Con su nariz arrugada por el enojo, Harry buscó en el tercer armario. Para ser un lugar tan elegante, seguro que estaba desorganizado. La misma maldita tabla de surf seguía golpeándolo en la cabeza cada vez que la volvía a acomodar. Frunció el ceño; probablemente fue diseñada para hacer eso, conociendo a Draco. Harry pensó en convertirla en una almohada para no recibir más golpes en la cabeza, hasta que escuchó al origen de sus desdichas por detrás. Se estaba aclarando la garganta de una manera molesta y diabólica.

— ¿Crees que esto es gracioso? —Harry gritó mientras salía del armario de los demonios. La sonrisa que encontró al salir alimentó bastante su ira. Casi sintió que explotaba por la frustración; habían estado así durante casi una hora.

Draco necesitaba seriamente aprender a mantener sus armarios limpios.

—Te estás avergonzando a ti mismo. —dijo Draco con una risita. Harry se atascó el pie en una vieja capa del colegio Hogwarts, y casi se va de bruces al suelo. Draco dejó salir una risa aún más fuerte.

— ¿Dónde está ella? Sé que la tienes.

Draco se acercó y quitó un calcetín de la cabeza de Harry, ignorando completamente la acusación. Se estaba divirtiendo demasiado en ese momento.

—Lo digo en serio, Malfoy.

Draco resopló.

—Entonces, ¿hoy nos llamamos por los apellidos, Potter?

— ¿Qué quieres de mí? —Harry estaba esperando que dijera sexo. O la cena. No lo sabía, y tampoco le importaba en este momento. Sólo quería encontrar a su lechuza.

Draco no respondió, pero la sonrisa burlona nunca se fue. Siempre hacía un trabajo de mierda al parecer inocente. Su riqueza y su apariencia elegante lo habían mantenido en buenos términos con algunos de los profesores de Hogwarts.

En esos días del pasado.

Harry no creía que ninguno de ellos hubiera cambiado mucho desde la graduación. Aún se llevaban tan bien como un par de perros rabiosos que se peleaban por un hueso. ¿Cómo diablos había terminado buscando su lechuza en uno de los tres armarios que Draco tenía en su dormitorio? Sólo otro extraño giro de los acontecimientos en su vida.

La carta que recibió esa mañana empezó a arder en su bolsillo. Ron finalmente tuvo las agallas de proponerle matrimonio a Hermione, y Harry quiso darles su bendición. Lo único que se interpuso en su camino fue una pequeña dificultad técnica, llamada Draco Malfoy. Tuvo que recordarse a sí mismo nunca más ducharse después de recibir una carta de sus amigos. Por muy sexy que fuera el cabrón, seguía siendo un grano en el culo.

—Ven conmigo, Potter. —Draco le hizo señas a Harry para que se acercara a la puerta. Su expresión era un poco más seria que antes, pero aún tenía un aire travieso. Harry eligió confiar en él, en caso de que el bastardo decidiera devolverle su lechuza.

Se detuvieron frente a la chimenea, y Draco lo miró directamente; no tenía exactamente una actitud sospechosa. Con la chimenea a la vista, Harry medio esperaba encontrar a Hedwig en su jaula, metida en medio de ella, pero rápidamente descartó la idea. Draco podía ser un mentiroso y un imbécil, pero no era cruel. Al menos, no desde el incidente del hurón.

—Mírame, Potter.

— ¿Todo lo que dices debe terminar en Potter?

El rubio se encogió de hombros y puso la palma de su mano en el hombro de Harry.