Capítulo 2

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La joven al no escuchar respuesta alguna agachó la cabeza y separándose de la puerta que la puerta que la sostenía en pie, comenzando a vagar poco lejos de allí hacia su habitación, si bien, no estaba lejos, le daba la sensación de que no debía dejarle así. 

Uraraka apretaba la mandíbula. 

Todo esto pasaba a cámara lenta hasta que los labios del rubio que estaba a través de la puerta esbozaron un ligero '¡Espera!'. Él estaba decidido a dejarse de tanta tontería y confesarle qué era aquello que lo mantenía despierto desde hace días. 

-O-oi Uraraka... - su voz volvió a sonar cálida, como solía ser cuando estaba con la mujer gravitavional, respiró contemplando la posibilidad de seguir hablando, y se apoyó contra la madera que en ese momento les separaba. - Lo siento... No te merezco... Soy un completo imbécil. 

Lo que se esperaba él es que ella no le hubiera llegado a escuchar porque ya se encontraba lejos o que se había ido harta de su actitud. La última sospecha lo hizo querer morir. 

Ya se estaba volviendo a rodear de esa nube de negatividad infinita, por estar comenzando a perder toda clase de esperanza. Ya estaba volviendo a morderse el labio inferior para no gritar y delatarse y gritar al mundo que Katsuki Bakugo podía ser una persona muy insegura, hasta que algo hizo retumbar su timbre del oído y reconoció ese sonido de inmediato. 

De alguna forma sonrió al descubrir y escucharla a ella decirle "Pero eres un imbécil que queremos." Su voz angelical y melodiosa se colaba a través de la puerta y hacía públicos sus sentimientos y los de Kirishima por también preocuparse por Bakugo. 

-Puedo esperar, no necesitas... - Escuchó un leve sollozo que ella trataba de ocultar con el fin de que no viera una cara de ella débil, que no lo hiciera porque también tenía sus inseguridades. 

-Mierda Ángel, no sabes lo agradecido que estoy de conocerte. - Hizo una pausa apretando lo máximo que pudo la mandíbula, dejó unos segundos para que el aire acudiera con lentitud a sus pulmones y justo después de soltarlos, declaró. - Aún me culpo. 

Solo esas tres palabras, tres diferentes conjuntos de sonidos que servían para comunicarse, tres-como-quiera-que-lo-llamaran, que Ochako no tardó en conectar y comprender lo que había llevado a Bakugo de vuelta a esa repentina tristeza y amargura. A esa burbuja de desesperación que se retro alimentaba según pasaban los acontecimientos. 

-Sabes que no fue tu culpa que All Might perdiera sus poderes. - Susurró tratando de no dañarlo, quería hacer que por fin lo comprendiera y que dejara de atormentarse, porque Bakugo solo era un crío en ese momento, podían haber secuestrado a cualquiera. 

-Ah ¿no? - Bufó molesto y herido por el recuerdo de ver a su héroe yendo a su rescate. Se mordió el labio y este comenzó a sangrar. - Es evidente que tuve la culpa. 

La de baja estatura suspiró, para justo después tragar saliva con fuerza y mirar la puerta que los separaba, inclinando la cabeza, como si ella le pudiera ver allí, como si esa capa de madera cortada y pulida no hiciera de barrera entre los dos. 

-Tarde o temprano le habría pasado... - Sus labios se cerraron al acabar de pronunciar esas palabras, que le golpeaban a él como un martillo, era la realidad, Bakugo no tuvo la culpa de nada. 

-Y una mierda. Yo- No llegó a acabar la frase. 

-Lo ví. - La respiración de Ochako se aceleró de forma acompasada y temía perder los estribos. - Ví a un gran héroe moribundo entre mis brazos, y no pudo hacer nada... - Su garganta no quería continuar, su voz parecía un hilo que alguien estaba haciendo tambalearse, y sus orbes café comenzaron a aguarse de partículas de h2O. - ¡Katsuki, yo pude hacer nada por él! - Golpeó la puerta en medio del grito, generando un tono rojizo en la palma de su mano. No le importó ese golpe o el ligero dolor que este llevó consigo. 

-También me sentí inútil, e incapaz de hacer algo. - Uraraka concluso mordiendose el labio inferior con fuerza y comenzó a dibujar círculos con el pie izquierdo en el suelo del pasillo. - Y-yo me sentí como tú en ese momento... Puedo leer a través se de ti... - Tomó aire ya mucho más relajada, llenando sus rosados pulmones de una buena cantidad de gases, para expulsar el dióxido de carbono. 

Sus labios se volvieron a abrir, temblando... Y cuando iba a continuar, el muro de madera que los separaba que abrió, dejándole ver, haciendo que el carmín y café de sus ojos se mezclaran durante milésimas de segundo y sentir sus brazos rodearla. 

-Sentí que me hubieran podido reemplazar por cualquiera. - Espetaron al unísono, casi en un susurro, de forma que las ondas de sonido sólo iban dirigidas a ellos dos mientras se fundían en ese abrazo. 

-Gracias Ochako... - Pronunció con voz suave mientras acariciaba su cabello y el dulce aroma de ella lo inundaba por la cercanía. 

-No pueden reemplazarte, Bakugo... Nunca hubieran podido... Porque te quiero...

No pueden reemplazarte, Bakugo [kacchako][Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora