Una chica experimentando la vida

Memorias

Hoy me puse a buscar entre mis papeles desordenados y me encontré con varios escritos de el año pasado. Me sorprendí con los pensamientos que tenía y encontré algunos incompletos que hablaban sobre temas que dan mucho más para hablar que sólo una página de libreta maltratada. Entonces decidí compartir los que más me agradaran pero reuniendo mis pensamientos de antes y los de hoy, así que por los próximos días eso haré.

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Las personas no escuchamos, nunca escuchamos, antes no entendía el porqué y ahora sólo tengo algunas ideas pero no creo estar ni un poco cerca a la verdad.

Tal vez sea que hacemos demasiado ruido, contaminamos el mundo y la vida con nuestro ruido, y por ruido me refiero a todas aquellas palabras dichas que no eran necesarias, esas bromas que dañan a alguien, los gritos y risas estruendosas, etc.

Creo que la sociedad en que vivimos es así porque no quiere escuchar sus pensamientos oscuros y tampoco la verdad acerca de ellos mismos.

Hacemos tanto ruido todo el tiempo, para no darnos cuenta de la verdad que está en nuestra mente y nos esmeramos en ocultar, creamos el ruido para engañarnos y no aceptar nuestros oscuros secretos.

Muchas personas transmiten todo lo que sienten a través del ruido que producen, intentan llamar la atención de los demás para no sentirse mal consigo mismos. Otras, en cambio, son demasiado silenciosas.

A mí, en lo personal, me gusta el silencio, me gusta estar en paz, escuchar mis pensamientos y darme cuenta de las cosas que no quiero notar o que ignoro constantemente por el ruido. Me gusta verme como soy en realidad para mejorar como persona y eliminar los defectos que hay en mí, aunque claro, nunca terminaría.

Me gusta estar sola porque tengo tranquilidad, no tengo que fingir ser algo que no soy para encajar en la sociedad, no soy la chica obsesionada con One Direction, no soy la chica que siempre lea y habla de libros, no soy la nerd de la clase, no soy la chica que a veces es muy maldita con todos, no soy la chica temperamental o cualquier otra etiqueta que la sociedad me haya puesto.

Soy sólo Isabel.

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Recuerdo que esto lo escribí en el salón de clase, cuando cursaba primer grado. Tenía mucho tiempo sin escribir y realmente se sintió bien hacerlo, por lo que no me importó estar en clase. Escribí sobre el ruido porque, mientras yo escribía y el profesor daba la clase, había mucho ruido en el salón. Mis compañeros no ponían atención o tenían respeto por el profesor, comencé a observarlos y noté que algunos gritaban demasiado y otros se escondían en el asiento sin hacer el más mínimo ruido, ahí fue cuando empecé a observar a las personas con más minuciosidad.