Los días que siguieron se convirtieron en una acumulación incesante de frustraciones para todos los que estaban involucrados en el complicado caso. Marcus, sintiendo el peso de la responsabilidad presionando sobre sus hombros, dedicó innumerables horas a revisar meticulosamente cada posible respuesta y estrategia que podría surgir durante el juicio. Se sentaba frente a Betty, discutiendo cada detalle con una atención casi obsesiva, porque era esencial que ambos estuvieran completamente alineados. La comunicación fluida entre ellos era vital; cualquier desliz o malentendido podría acarrear consecuencias desastrosas, no solo para su caso, sino también para sus propias vidas. Mientras tanto, Marcus también se reunió con Jughead, quien había decidido, de manera consciente, dejar de lado la actitud desafiante y a menudo combativa que había mostrado en días anteriores. Era evidente que Jughead comenzaba a comprender la importancia de la colaboración y de mantener un enfoque constructivo en esta fase crítica, donde cada pequeño gesto podía marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Sin embargo, a pesar de que la mayoría de los participantes compartían una firme convicción de que ganarían el juicio, la sombra de nuevos desafíos continuaba acechando, amenazando con desestabilizar sus esperanzas. Estos nuevos elementos no solo complicaban la situación de manera impredecible, sino que también contribuían a un ambiente de tensión palpable que se podía sentir en el aire. La incertidumbre se cernía sobre ellos como una nube oscura, y era cada vez más difícil ignorar la sensación latente de que todo podría cambiar en un instante. Así, mientras Marcus seguía sumido en su preparación y lidiando con las dinámicas interpersonales del grupo, la presión del tiempo y las expectativas se intensificaban, convirtiendo cada momento que pasaba en un recordatorio de que el gran día se acercaba rápidamente.
Adicionalmente, el abrumador estrés que Betty estaba experimentando la llevaba a enfrentar noches plagadas de pesadillas horripilantes y vívidas sobre su padre. En esas oscuras horas, se sentía atrapada en un ciclo interminable de recuerdos desgarradores y dolorosos, donde suplicaba desesperadamente que él dejara de hacerle daño, repitiendo esas palabras una y otra vez como si pudieran ahogar su sufrimiento. A menudo, las visiones que la atormentaban se entrelazaban con pensamientos aterradores sobre lo que podría suceder si alguna vez lo volvía a ver. La posibilidad de un encuentro, especialmente con el juicio cada vez más cerca, la llenaba de un terror tan profundo que, muchas veces, se encontraba incapaz de cerrar los ojos y entregarse al sueño, temiendo lo que su mente podría crear en la oscuridad.
Por otro lado, Jughead había estado contemplando la idea de pasar la noche con Betty en la misma habitación, con la esperanza de ofrecerle un poco más de seguridad y consuelo durante esos momentos de vulnerabilidad extrema. Sin embargo, cada vez que pensaba en acercarse y plantear esa posibilidad, se sentía paralizado por la duda y la inseguridad. La idea de preguntar le generaba un profundo temor, ya que no quería incomodarla ni hacerla sentir más vulnerable de lo que ya estaba. Su deseo genuino de protegerla se enfrentaba a su temor de cruzar una línea invisible que podría complicar aún más su ya frágil situación emocional, dejando a Jughead atrapado entre la necesidad de ser un apoyo y el miedo a herirla.
Pero al verla tan agotada, con profundas bolsas violetas que marcaban su rostro y una expresión de fatiga en sus ojos, no pudo evitar hacer la pregunta que lo había estado rondando en la mente. Ella estaba sentada frente a su plato, almorzando en silencio, y la atmósfera en la pequeña oficina se sentía pesada, casi palpable.
—Betts...—la llamó en un susurro, su voz apenas elevándose por encima del ruido suave del aire acondicionado. Habían estado almorzando juntos después de terminar una reunión con Marcus, y mientras observaba a Betty, pensó en lo mucho que había acumulado en su agenda. Estaba a punto de sugerirle que pidieran un Uber para que ella pudiera descansar un poco, ya que sabía que tenía demasiado trabajo pendiente.
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❈Daddy❈ |EN EDICIÓN|
RomanceA veces, el destino nos juega cartas que no podemos ignorar. Jughead trató de reprimir lo que sentía por aquella chica, convencido de que era un error dejarse llevar. Pero en el momento menos esperado, una broma inocente -ella llamándolo "Daddy" en...