El Lord ‹Sonamy›

::2::

Rosy estaba tranquilamente bostezando y, luego de haber echo sus necesidades, se encontraba caminando hacia su cuarto.
Pasó por el pasillo y de reojo vió en el sillón de la recepción a la rosada más morena esperando, dió una sonrisa ladeada y fue a sentarse a su lado.

— Así que, Amy, ¿Verdad? —Inició una conversación con los ojos cerrados y un tono burlesco, sentándose de una manera brusca a su lado.

— Sí... —Respondió por lo bajo algo incómoda, no le era agradable la presencia de la otra.

— ¿Vienes por el trabajo, huh? ¿Acaso tienes estudios siquiera? —Arqueó una ceja mirando a la otra fémina de reojo— Porque no pareciera.

La rosada algo ofendida de la inminente doble personalidad de la otra, infló una mejilla, pero si mentía iba a ser peor.

— No, no tengo estudios... —Afirmó con voz leve.

— Pfft... —Se llevó una mano a la boca, aguantando torpemente una espontánea risa— Bueno, pero al menos, ¿Sabes hacer algo? —Levantó el tono de voz en la última palabra, dando a expresar que la otra era una inútil.

— No... Pero me gustaría-

Al escuchar esa respuesta no aguantó y se llevó las manos a la cabeza, comenzando a reír como desquiciada.

Ni aunque el Lord tuviera toda esa historia detrás con ella la iba a aceptar, es decir ¡Era una real inservible! Sin estudios, ni saber hacer nada con 20 años ya. Y eso era un motivo de burla para ella.

— Uy... —Expresó una vez terminó de reírse, la de los ojos jadé más pálidos— El Lord ODIA a las inútiles como tú.

Intimidada por su acompañante, simplemente se encogió de hombros, intentando ignorar los comentarios hirientes de la otra, la cual le parecía muy desagradable.

¿Por qué cuando estaba con los demás se contenía, y estando a solas ni siquiera la trataba de usted?
Con ese simple hecho ya no le caía bien.

— ¿Señorita Amy? —Para su suerte, Vainilla apareció por la puerta, llamando la atención de ambas— El Lord la está esperando en su despacho para la audición, acompañeme por favor.

Agradeció con todas sus fuerzas aquella salvación, aunque estaba preocupada, el Lord pensaría que era una inútil.

¿Debería mentir?

Escuchó que la otra cansina rosada la llamó por una última vez.

— Suerte con el Lord, rosadita. —Una sonrisa completamente burlona se posicionó en su rostro, mirándola de arriba a abajo.

Algo molesta volvió a girar sobre sus tobillos para ir con Vainilla de una vez.

Ya no la sorpotaba.

_____________________________

Pasaron por un pasillo bastante bien decorado y limpiado, no podía dejar de mirar los diversos cuadros de la pared mientras caminaba, o el tapizado que tenía la misma, sin duda, hacia todo más agradable.

Se detuvieron frente a una puerta de las tantas que había.
Por el amor de... ¿Cómo hacían para no perderse allí?

Vainilla tocó la puerta pacientemente hasta que ambas escucharon una voz grave decir «Adelante» que provenía dentro de la habitación.

La rosada tragó saliva nerviosa.

Vainilla abrió la puerta y le susurró unas palabras de aliento a la más menor, la dejó pasar y cerró la puerta detrás suyo.