Capítulo 1

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El día era lluvioso. Las gotas de agua caían sin parar estrellándose contra el suelo creando pequeños charcos de agua.

El cielo estaba oculto bajo un manto de nubes grisáceas dando la impresión de que en cualquier momento todo el cielo se derrumbaría sobre la ciudad.

Hacía frío y corría un poco de viento provocando que los civiles que caminaban por la calle corriesen a sus casas o cualquier cafetería en busca de una bebida caliente y refugio ante el mal temporal, pero en medio de la multitud, un niño de cabellos rubios caminaba bajo la lluvia.

Caminaba con la cabeza gacha abrazándose a sí mismo en un vano intento de entrar en calor.

Sus pequeñas manos comenzaban a tornarse de un color rojizo debido al frío y todo su cuerpo temblaba a cada soplido que daba el viento.

Llevaba la ropa sucia y mojada, pero a nadie le importaba ver a un niño de 10 años caminar por la calle en aquel estado. De todas maneras, ya se había acostumbrado a ser invisible ante los demás.

Tenía hambre y sueño, pero no quería volver a casa. Sabía lo que pasaría si volvía. Sus padres se enfadarían aún más al verlo así a pesar de que ellos lo habían hecho irse de casa para poder consumir sustancias ilegales sin la presencia de aquel bastardo entrometido después de haberlo azotado con el cinturón.

Sus días no eran más que eso; gritos, insultos y palizas.

Se supone que esas dos personas eran sus padres, y se supone que los padres quieren a sus hijos y que no hay nada más importante que ellos en el mundo, pero parece ser que él era la excepción. Siempre le habían recordado que era un error, fruto de una de sus miles de borracheras.

Aquello le dolía. Eran sus padres. Él siempre había hecho todo lo posible por mantenerlos contentos. Mentía a la gente para que le dieran algo de dinero que llevar a casa, robaba comida en tiendas e incluso robaba a la gente distraída, y lo único que recibió por parte de ellos fue odio.

A pesar de ser joven, era inteligente y astuto. Sabía que podía sobrevivir él solo a pesar de saber que aquello significaba pasar hambre y frío, pero no le importaba, lo único que quería era escapar de aquel lugar al que llamaba casa y poder vivir tranquilo a pesar de que aquello pudiera costarle la vida.

Podía ingeniárselas. Buscarse un nuevo hogar tampoco le resultaba un trabajo difícil, podía conformarse con poca cosa, incluso podía dormir cada día en un sitio diferente. Lo que necesitaba con más urgencia era la comida; era lo primordial.

Siguió caminando por las calles de la gran ciudad en busca de algún lugar donde pudieran darle de comer sin esperar que pagase lo consumido teniendo en cuenta su situación actual cuando un olor a dulces inundó sus fosas nasales.

Había olido antes el dulce, pero nunca tuvo la oportunidad de probarlo, y solo de ver las formas y colores de los pasteles hacía que su estómago rugiera con fuerza.

Posó sus pequeñas manos en el escaparate y acercó su rostro para poder observar mejor todo lo que había colocado sobre las bandejas provocando que su boca salivara más de lo normal.

Deseaba poder comer todo lo que se encontraba en la cafetería, pero deseaba aún más tener una familia como las que se encontraban dentro. Deseaba tener una familia que se preocupara por él, que le diera de comer y le diera un beso de buenas noches antes de irse a dormir.

El hambre, fue sustituido por tristeza.

Se veían cómo una familia feliz. Un padre, una madre, y dos hijos que reían sin parar ante los graciosos gestos que hacía su padre.

El comienzo - Gustacio (Oneshot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora