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Treinta y uno

Martes de tribunales, acá estábamos junto a Gimena, mi fiel compañera desde que nací, mi hermana. La persona más dulce y buena que conocí en mi vida, la que me cuida y me mima aún teniendo venti cinco años, la que también cuida a su sobrina como si fuera su segunda hija, pues la primera soy yo. Nos atendieron, nos dijeron que sí él tiene una denuncia en contra no iba a poder tener la tenencia de su hija, menos aún al no tener su apellido, en la próxima junta que había quedado mi abogada, osea Gime, sería la definición de que iban a decidir.

—Buen día—dije llegando al restaurant, ahí estaba Gastón.

—Buen día Lalita—dijo sonriéndo, aunque no jodia mucho por qué hoy había venido el jefe.

—Todo bien?—dije sonriéndo.

—No, anda medio mal humorado—dijo y entendí que no estaba todo bien, nosotros no tenemos la culpa pero seguro otra cosa era...

—Buen día—dije entrando a la oficina. Y recordé que Allegra se había quedado en casa con Rochi, en la mañana ella sería su niñera en las mañanas ya que era mi único horario de trabajo y aparte ya estábamos en enero, no hay clases y Rochi hasta febrero no tiene clases.

—Hola, buen día—dijo serio, miraba los papeles y me senté en mi escritorio.

—Todo bien? Necesitas algo?—Pregunte.

—No, todo está mal.. Solo unos masajes—dijo y yo asentí con una sonrisa.

—Que pasó?—dije y le robe un beso.

—No me dan las cuentas, y desde que llegué estoy renegando—dijo y ahí mire yo.

—Que es? El hotel?—dije sorprendida.

—Estoy buscando lugares, me interesan tres lugares espectaculares pero no me decido, claro que hay que reparar, pero no se sí me va a alcanzar porque aunque aún tengo más cuentas—dijo estresado, mi vida lo quería mucho.

—Deja de estresarte, te va a hacer mal. Deberías descansar, busca precios, busca lugares mientras tanto trabaja para los que ya tenés, más adelante podrías ver esto de nuevo—dije y él asistió con una sonrisa.

—Mariana, vos te das cuenta que llegaste a mi vida para intentar parar un poco, calmarme? Sino fuera por vos, yo ya estaría harto, cansado de leer éstos papeles, triste porque no tengo a nadie más que mi casa, estaría viajando solo por el mundo o preocupándome por este restaurante, ahora sé que te tengo a vos, tengo a tu hija que por Dios mi amor, esa nena ilumina mis días, me alegra mucho, ahora quiero tener 10 hijos, esa nena me hace muy bien—dijo y a mí se me caía la baba, literal, estaba con la persona correcta.

—Sos increíble, que lindo fue conocerte—dije sonriéndo.

—Ellos cuatro se juntaron y dijeron “Hagamos que se conozcan”, vos qué opinas?—dijo sonriéndo.

—Yo creo que tenemos unos ángeles maravillosos, y que te amo—dije sentada en sus piernas.

—Tambien te amo, gracias por estar conmigo—dijo sonriéndo, me dió un beso, él cuál disfruté mucho.

—Gracias a vos, sos la pieza que faltaba en mi corazón—dije sonriéndo.

—Siempre voy a estar para vos y con vos—dijo y yo sonreí—Mira que es un trabajo complicado eh—yo reí—Tenes que estar, días, noches, tardes dándome besos, mimos, diciéndome que me amas, es un trabajo complicado... Te la vas a bancar?—Pregunto y largue una carcajada.

—Prometo decirte que te amo día y noche, que te voy a mimar, es más te voy a amar hasta que me digas que lo nuestro se termina—dije sonriéndo—Aunque no quisiera que ésto no se terminé nunca—Eso último lo dije en voz baja.