Capítulo 5

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—¿Estás diciéndome que rechazo tu no propuesta de sexo? —dice Erin observándome incrédula dando vueltas en la silla giratoria de mi escritorio.

—¿Es ciego acaso? —agrega Callie pensativa.

—Yo pensé que era mudo —siento como poco a poco mis mejillas comienzan a tomar un color carmesí ante el estúpido recuerdo.

—No puedo creer que después de ir a su oficina, tu realmente hubieras llorado en tu auto.

Ruedo los ojos hacia Erin porque es cierto, luego de ese encuentro vergonzoso en la oficina de Nathan y ponerlo en su lugar, cerrando su perfecta boca, me fui a mi auto a llorar.

Ciertamente, parece ridículo llorar en cualquier situación que altere mis sentimientos, pero si no descargo la maraña que llevo dentro con lágrimas, tengo la sensación de ahogarme en un vaso de agua.

Siempre fui así, cuando era mas joven eso me afectaba muchísimo. Era la bebe, que aun lloraba en medio de una discusión, en algún momento de felicidad o cuando recibía un mal comentario. Sin embargo, logre entender que así era yo.

Simplemente una persona sentimental, claro, aun me saca de quicio y me enfada. Me quedo con esa sensación de otorgarle ese poder a las personas de hacerme derramar lágrimas, pero me gusta mas la idea de pensar que lloro por mi propio bienestar mental.

Y claramente, el encuentro un poco intenso que tuve con Nathan no fue la excepción.

De cualquier forma, me sentí muy orgullosa de la forma en la que manejé la situación. Ya es una bendición que no lo abofeteara por sugerir cosas equivocadas hacia mi persona.

La forma de actuar de Nathan, aparte de ofenderme, me tomo completamente por sorpresa. Simplemente no me lo esperaba.

Cuando fue la celebración, él fue amable y respetuoso, incluso llegan a mi vagos recuerdos de el bromeando. Parecía una persona agradable.

Fue una gran decepción la forma en la que me trato. Solo me hace pensar que es el típico magnate egocéntrico y arrogante. El tipo de persona que quiero fuera de mi vida.

Me sorprende tanto que Lucas y el sean mejores amigos siendo tan distintos. Cuando le conté a Erin se desconcertó ya que ella lo describió como una persona agradable y divertida.

Ella simplemente no puede creer las cosas que me dijo, o mas bien lo que insinuó.

Pero bah, la vida da mil vueltas.

El queridísimo y deseado Nathan York es un completo imbécil.

Suspiro obligándome a dejar de pensar tanto en idiotas y me concentro en el boceto que no puedo terminar. Golpeo el lápiz contra mis labios tratando de encontrar la inspiración que necesito.

Gruño frustrada y me enderezo. Me encuentro sentada en mi mesa de trabajo, justo donde mi creatividad fluye, es simplemente mi lugar, pero hoy no está funcionado.

Erin se encuentra en la silla giratoria de mi escritorio y Callie sentada en el suelo recargada en una de las paredes de mi espaciosa oficina.

Después de casi dos años trabajando para Bertha, pude transformar mi oficina en un espacio creativo y acogedor. Solía esconderme aquí de las trabajadoras groseras y hasta de algunas modelos irritantes.

Veo como Karen, Emily y Amber pasan frente a mi oficina, ellas no logran verme ya que el vidrio es polarizado, pero observo como Karen se despide de ellas para luego tocar la puerta de mi oficina. Grito un 'adelante' para después observarla entrar a paso apresurado.

—Caro, tengo noticias para ti —observa a Erin y a Callie y camina hacia ellas para besar sus mejillas.

Hago un puchero negando con mi cabeza. Hoy no quiero noticias.

Arte en N.Y • [Nathan York]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora