LYLA
—No habla, no se alimenta y no se mueve mucho.
Mis palabras entristecen la expresión de Milosh. Sus ojos jade viajan a su hermana quien yace sentada en el balcón de su habitación mientras nosotros estamos en el marco de la puerta. La luz del atardecer dibuja líneas naranjas sobre el suelo y le da un tono melancólico a todo. Morgan se la pasa sentada ahí, su mirada perdida en el horizonte, aunque dudo que de verdad esté viendo algo. Milosh y yo nos hemos encargados de los bebés, ella ni siquiera los mira. Lo hemos intentado todo para sacarla de ese estado y no hemos sido exitosos con nada.
Honestamente, estamos desesperados, no solamente estamos preocupados por el bienestar de Morgan, también por sus bebés y por todos los que habitamos en The Blackness. Morgan es la reina absoluta de este lugar y al parecer su estado de animo afecta la energía en general. Es como si su tristeza se expandiera por todos nosotros.
Jericho aparece a nuestro lado, sus botas llenas de barro y su cabello húmedo pegado a su cara. Sé que ha estado ocupado en el norte. Y me doy cuenta de lo poco que lo he visto después de recordar todo. Él es algo que he evitado porque mi cabeza es un desastre ahora que recuerdo lo mucho que lo quise, lo mucho que lo quiero, pero a la vez siento esta atracción por Milosh. Y es que en la vida que recordamos nunca tuve nada con Milosh porque él y Kaya estaban juntos. Todo es un desastre.
—Traje a alguien —Jericho dice con esa voz ronca que me pone los pelos de punta—. Creo que puede ayudar.
Milosh lo ojea con resguardo.
—¿Quién?
—Una humana —Jericho responde.
Del pasillo, emerge una humana de cabello castaño en una cola alta y de ojos temerosos. Ella lleva puesta una braga completa negra, y alrededor de su cuello hay una gargantilla dorada. Indago en mi mente para recordar la jerarquía del territorio humano. De negro y con esa gargantilla van los humanos esenciales y de importancia en la sociedad humana. Arrugo las cejas, ¿qué hace una humana de ese territorio aquí? ¿Cómo cruzo los Escudos Gulch...? Entonces, veo los morados en sus brazos y el miedo en su mirada. No está aquí por voluntad propia.
—¿Qué has hecho? —Reclamo de inmediato. Jericho no dice nada— ¿La has secuestrado? ¿Del territorio humano? —Silencio de nuevo y eso me hace apretar mis puños a mis costados, —¿Estás tratando de desatar una guerra?
Milosh tampoco dice nada y no lo puedo creer. Morgan jamás permitiría algo así. Doy un paso hacia a la humana.
—Vamos te llevaré de regreso a tu territorio —Le digo y siento una mano enroscarse en mi antebrazo. Me giro para soltarme, pero Jericho mantiene su agarre— ¡Suéltame! ¡Jericho!
—Tú no puedes sentirlo —Él me dice entre dientes—. No tienes ni idea de lo que ella está pasando.
—¿De qué estás hablando? —intento liberarme y ojeo a Milosh quien no mueve ni un dedo para ayudarme, ¿está de acuerdo con Jericho? ¿con todo esto? No puedo creerlo.
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