He tardado más de 30 minutos en llegar a la Calle la Espina. Resulta que es una de las calles más viejas de la ciudad y está un poco descuidada. Se encuentra a las afueras, y solo hay casas grandes que se debieron construir en el siglo pasado. Todas tienen la misma gama de colores grises.
El aire que se respira es a humedad, hace más frío que en las otras calles y no hay ni un solo árbol que indique que esto está vivo. Cojo aire y me dispongo a buscar la casa número tres.
La casa número 3, se debería llamar la casa torcida del horror. Literalmente está torcida, se ve que al construirla no lo hicieron muy bien. No hay ninguna luz que indique que esa casa está habitada. La única luz que tengo es la que procede del sol. Seguro que si hubiera venido de noche me hubiera muerto de miedo. Decido llamar a la puerta y ver qué hay en esa casa. No existe timbre, solo hay un picaporte con la cabeza de una águila.
Después de haber tocado al picaporte, se oye un silencio sepulcral. No pasan cinco minutos hasta que escucho unos tacones resonar. La puerta se abre y en ella aparece la mujer de la biblioteca. Esta vez su aspecto ha cambiado, parece más vieja y más cansada.
-Hola jovencita, en qué podría ayudarla?- su voz dulce, pero un poco diferente, me recibe.
-Hola, estoy buscando a Elián, me llamo Indivar.- Digo deseando que exista ese tal Elián.
-Oh, acaba de salir, pero no tardará mucho en llegar, pasa jovencita.- dice mientras abre la puerta.
-Muchas gracias señora...- digo siguiéndola por el estrecho pasillo
- Señora Griffin. Pero me puedes llamar Elizabeth, como gustes.
-Vale, muchas gracias Señora Griffin.
Al cruzar el estrecho pasillo, la señora Griffin me conduce a una sala que supongo debe ser el salón. El salón es muy moderno a decir verdad, si antes de entrar me lo hubieran dicho no lo hubiera creído. Todo está en tonos blancos y azules. Hay dos grandes sofás alrededor de una mesa de madera. Enfrente de ellos está un televisor grandísimo que ocupa casi toda la pared. No sé para que querrán tanta pantalla la verdad. También hay algunas estanterías repletas de libros y alguna que otra planta, pero es muy acogedor.
- ¿Quiere que le traiga alguna bebida?
-No gracias, estoy bien.
-Bueno jovencita, ¿de qué conoce al señorito Elián?- Su ceja se ha levantado en un gesto de desconfianza, pero lo oculta enseguida.
-Pues verá, yo... emm... lo conocí...-no puedo terminar de hablar porque el ruido de la puerta al abrirse irrumpe en la sala.
Salvada por la campana.
-Oh, ese debe ser Elián.- dijo la señora Griffin.
-Elizabeth, ya he llegado.- dijo una voz grave y fría.
-Señorito Elián, aquí hay una jovencita que lo busca.
-¿Quién?- su voz cada vez se oía mejor y cada vez me gustaba más.
-Hola Elián, soy Indivar. Nos conocimos el otro día en la plaza, no sé si me recordarás. - Me he puesto tan nerviosa que no sé si la señora Griffin se habrá dado cuenta de mi mentira.
-Hola Indi, claro que te recuerdo, ¿qué te trae por aquí?- ¿Cómo acaba de llamarme?¿Indi?¿Qué le pasa? Bueno, se lo pasamos porque me ha seguido la mentira.
-Pues verás, quería hablar contigo sobre lo del otro día que no pudimos terminar.- por favor que se lo crea, solo pido eso.
Claro que se lo creerán, la señora Griffin ya ha desparecido, ya no tienes que fingir.
He estado tan hipnotizada por esos ojos azules que no me había dado cuenta. La verdad es que el chico no está mal, es alto y flaco. Se le marcan algunos músculos pero tampoco tanto. Va vestido todo de negro y con ropas anchas, parece un ladrón. Su cabello es negro como la noche y cada mechón apunta en una dirección distinta a los otros. Tiene las cejas mejor que yo, me niego a no tener las cejas como él.. Sus ojos azules te atrapan como un hechizo y resaltan más que sus labios rosados, donde, a su izquierda,dos bolitas negras reposan sobre ellos. Su nariz también es perfecta, es un poco ancha, pero aún así se ve bonita. No me he dado cuenta de que llevo 5 minutos examinandolo hasta que una sonrisa curvada aparece en sus labios.
-¿De viaje en el paraíso?- que alguien le diga que se calle, cada vez me gusta más su voz.
-Eh, no no, lo siento. Solo quiero saber quién eres y porqué esta nota estaba en mi casa.- mis mejillas arden como nunca en estos momentos.
-Oh, supongo que alguien la habrá dejado ¿no?- su tono de burla no pasa desapercibido ante mí.
- Sí, y yo supongo que ese alguien has sido tú, ¿o me equivoco?- mi ceja se alza y mi tono acusatorio hace que sonría aún más.
-Supones bien bonita.- Intenta cambiar su voz pero le sale igual de grave y fría que antes.
¿Cómo puede estar tan tranquilo? ¿No siente la necesidad que tengo yo de pasar mi mano por su pelo y arreglarselo?
- Primero que todo, no me vuelvas a llamar bonita ni Indi. Segundo, ¿me puedes explicar porqué te colaste en mi casa la otra noche sin ninguna explicación?- Mientras le digo esto hace un gesto en la mano como si estuviera exagerando y eso hace que me enfade aún más. A la mierda lo guapo que sea, es un imbécil.
-Vaya, que humos tienes bonita.- Y ahí está otra vez esa sonrisa socarrona.
-Vete a la mierda bonito- de cara.
-¿Bonito eh?¿Te parezco bonito?- y dale con la sonrisita y su voz, yo hoy me mato.
-¿Qué? No, es decir si, bueno no, no lo sé...- alguien que me mate.
- ¿Si o no?- pregunta levantando las cejas.
- ¿Quieres dejar de desviar el tema y explicarme porqué he venido aquí?- digo ya cansada y me levanto del cómodo sofá a mi pesar.
- Está bien bonita.- agh lo odio.
- Bueno, he querido que vengas porqué tu y yo tenemos algo que resolver.
-¿Cómo que tenemos algo que resolver, acaso somos el FBI? Ah, y yo no voy contigo ni a la esquina.
-No, no somos el FBI bonita, somos mejores. Verás tú tienes algo que me pertenence y yo tengo algo que te ayudará así que los dos nos ayudaremos y felices los dos.
-¿Cómo voy a tener algo tuyo si no te conozco de nada?- Vale, estoy en un sueño o algo creo yo.
- ¿Estás segura de que no me conoces bonita?- Se ha acercado más a mí y puedo oler su perfume.
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Bueno, ¿qué os ha parecido el capítulo de hoy?
¿Os gusta Indivar?
¿Y Elián?
Si os ha gustado dejad vuestra estrellita☺️🥰
