Lágrimas

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Boscha golpeó la pared con fuerzas mientras su corazón latía con velocidad y las lágrimas bajaban por sus mejillas manchando su rostro con aquel maquillaje que tanto le había costado lograr

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Boscha golpeó la pared con fuerzas mientras su corazón latía con velocidad y las lágrimas bajaban por sus mejillas manchando su rostro con aquel maquillaje que tanto le había costado lograr.

Los nudillos de su mano derecha habían empezado a sangrar mientras observaba la marca del golpe en su pared. No era la primera vez que ocurría.

Había quedado con su "amiga", concretamente con Amity, pero esta le había dicho que ya no iba a quedar más con ella, que había cambiado y que no quería estar con alguien tan cruel.

Le dolía, no iba a mentir.

Sintió mucho odio hacia la chica, también hacia aquella humana que había sido la culpable y hacia Willow, la víctima principal.

Les odiaba a todos.

¿Pero sabéis a quién odiaba más Boscha?

A ella misma.

Elevó su mirada hacia aquel espejo que se encontraba en la puerta de su habitación. Su cabello entre rosa y morado estaba despeinado y sus ojos algo rojizos a causa de las lágrimas que había derramado.

No sabía qué hacer, ni siquiera sabía que sentir. Se sentía tan sola que incluso pensó que debía salir de ahí e irse para siempre de aquel mundo.

También odiaba a sus padres.

Nunca estaban en casa, ni siquiera se preocupaban por ella. Por eso siempre había buscado atención.

¿Pero si ya no tenía atención, ni amigas, ni popularidad? ¿Qué tenía?

Nada.

Aunque lo peor no era aquello, lo peor es que esa maldita humana le había quitado lo que más quería.

Amity le importaba, ella siempre la había considerado una amiga. Sabía que no había sido la mejor amiga ni tampoco la más amable, pero nunca la habían enseñado cómo hacerlo mejor, como ser de otra manera.

¿Qué hacía ahora que había perdido todo?

Era tarde para cambiar, ya no podía volver atrás y pretender ser buena.

Ella era consciente que era una mala persona, una egocéntrica hipócrita, una abusadora y por eso se odiaba.

Ni siquiera Skara le contestaba a los mensajes.

¿Todos se habían cansado de ella?

Probablemente, incluso ella misma se había cansado.

Sin saber que más hacer, decidió marcharse de su casa y dirigirse hacia uno de los lugares "prohibidos" de la isla.

Era un local para mayores de edad, pero en el cual no le fue difícil entrar con un carnet falso. Después de todo solo le quedaba un año para cumplir los dieciocho.

Al entrar un fuerte olor a alcohol inundó sus fosas nasales. No le importó y sin pensarlo mucho se dirigió a la barra y pidió lo primero que vio en la carta.

Lágrimas | Boscha x OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora