Capítulo 9.

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Lucas.

                   
Una semana.

                   
Llevo toda una semana comiendo sándwiches, hamburguesas, papas fritas... Mi estómago va a enfermar con tanta comida chatarra.

                   
Ya he quemado tres cacerolas intentando cocinar y al final me rendí, si continuaba intentándolo terminaría provocando un incendio en casa. La cocina no es lo mío y nunca será lo mío.

                   
Dios ¿Qué hice para merecer esto? ¿Por qué papá tuvo que darle día libre a la chacha?

                   
A los empleados no se les da día libre. Se les emplea para que hagan todo lo que necesitamos por lo que deben de estar con nosotros en todo momento.

                   
Ella no me cae bien, pero de algún modo me hace falta. Me hace falta porque papá hace que limpie todo lo que ensucio ya que no hay nadie en casa que pueda hacerlo y no puedo estarme todo el día en casa sin pelearme con alguien así que también me hace falta gritarle por lo torpe e inútil que es.

                   
—¡Maldita sea! —grito furioso después de haber tirado una tercera sopa a la basura.

                   
Leí como diez veces la maldita instrucción y terminé echándola a perder —¡Mierda! —vuelvo a gritar.

                   
—Buenas tardes.

                   
Me doy la vuelta y veo a la persona que acaba de saludar. Es la chacha. Esta de pie en la cocina y me está mirando como si tuviera algún bicho raro en la cara.

                   
—Vaya, hasta que por fin apareces —digo.

                   
—Yo..., eh —tartamudea —Estaba libre —baja la mirada cuando sus ojos encuentran los míos.

                   
—Sí, ya lo sé, sé que papá cometió la gran estupidez de darte una semana libre, pero eso no volverá a ocurrir así que no te acostumbres ¿Entendiste?

                   
Asiente moviendo la cabeza como si fuese muda.

                   
—Y que bueno que llegaste, porque necesito algunas cosas.

                   
—¿Qué necesita?

                   
—Primero, quiero que me prepares algo de comer, limpies mi habitación y laves la ropa.

                   
—Enseguida. Iré a la habitación para ponerme el uniforme. Con su permiso —se da la vuelta.

                   
La recorro con los ojos de pies a cabeza cuando camina para salir.
Lleva puesta una camiseta rosa y unos jeans ceñidos al cuerpo y Joder, no puedo negarlo. Tiene un buen culo, un firme y gran culo.

                   
Siento una extraña sensación en mi entrepierna y cuando bajo la mirada me es imposible creer lo que veo. Tengo una enorme erección dentro de mis pantalones ¿Cómo diablos ocurrió esto? Hace tiempo que no me pasan estas cosas. Yo controlo mi cuerpo.
Soy quien escoge el lugar, el momento y con quien debo tener una erección.

                   
Salgo de la cocina frustrado y me dirijo a la sala. Me siento sobre el sofá y enciendo la tele. De pronto la veo bajar las escaleras, viene vestida con la horrible bata a la que le llama uniforme.

Tú, eres mi perdición. #prettyawards1e #UniversalAwards2021#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora