Tú, eres mi perdición. #prettyawards1e #UniversalAwards2021#

Capítulo 35.

Lucas.
                                       
                   
Mi vida se ha convertido en un desastre. Yo soy un completo desastre. Jamás pensé que sería tan difícil hacerme cargo de mis cosas sin ayuda.

                   
Recuerdo como me pasaba los días llamándole inútil a esta chica y molestandola por todo, cuando yo ni siquiera soy capaz de encender una maldita estufa sin armar problemas. Ha quedado claro que aquí el único inútil siempre he sido yo.

                   
Me arrepiento por todas las veces que le grité sin razón, por todas las veces que la molesté pidiéndole cosas que realmente no necesitaba, por las humillaciones frente a mis amigos, por llamarla torpe cuando se equivocaba y hacía algo mal; por ser de lo peor con ella cuando ella era de lo mejor conmigo y sobretodo..., me arrepiento por haberla echo llorar.

                   
Ahora ella es incapaz de mirarme, dirigirme la palabra o estar cinco minutos en el mismo lugar que yo. Me evade en todo momento, es como si tuviese miedo de mi. Miedo a que yo diga o haga algo para lastimarla.

                   
Los siguientes días me ha estado ignorando. Cuando la saludo todas las mañanas solo se queda callada o se va a otro lugar.

                   
La entiendo. Ella está cobrando venganza por todas las veces que le hice lo mismo antes.

                   
Nunca la imaginé con esta faceta de chica vengativa.

                   
Solo un día conseguí llamar su atención y fue mientras intentaba descubrir como utilizar un trapeador para limpiar mi habitación.
Al no lograrlo me di por vencido y terminé rompiendo el trapeador lanzandolo al suelo del enojo.

                   
La puerta estaba abierta, así que pude ver la silueta de alguien por el pasillo. Al levantar la vista vi que se trataba de ella y cuando la descubrí sonriendo, ella rápidamente dejó de hacerlo y se marchó; entonces yo fui quien se echó a reír de la cara de susto que puso cuando la vi.

                   
****

                   
Me acabo la última rebanada de pizza a la hora de la cena, luego me recuesto sobre el sofá y enciendo la tele dejando una película que parece algo interesante.

                   
Casi comienzo a quedarme dormido, cuando respiro un aroma a comida delicioso y se me hace agua la boca.

                   
Abro los ojos y la veo a ella dejar un plato sobre la mesita frente a mi, luego se va sin decir nada.

                   
Me incorporo sobre el sofá y miro el humeante plato de pasta que me ha dejado. Se ve delicioso.

                   
¿Por qué ha hecho esto? Ella ya no tiene ninguna responsabilidad conmigo. Papá le ha prohibido ayudarme en lo que sea y está claro que va a molestarse con ella si se entera de que me ha preparado de cenar.

                   
—Gracias —digo, pero creo que lo hice muy tarde porque cuando miro ella no está. Se ha marchado.

                   
Dejo de mirar el plato y mejor me dispongo a comer antes de que se enfríe. La pasta sabe mejor de lo que creía. Al rato me lo termino todo.

                   
Después de llevar el plato a la cocina y lavarlo, regreso a la sala y continuo viendo la película, hasta que escucho abrirse la puerta y diviso a papá entrar por ella.

                   
Pasa por mi lado y como ha estado haciendo últimamente no me dice una sola palabra y se dirige de inmediato arriba, imagino que a su habitación.