14 de febrero, 2020
Me despierto, miro mi celular y sonrío al ver la fecha de hoy. Por fin llegó el día que tanto he estado esperando. Estoy ansiosa por que llegue la noche, salir con mis amigos, estrenarme un bonito vestido rojo y por supuesto, ver a Martín.
La noche promete...
Me dirijo a la escuela luego de desayunar, al entrar todos me dan las felicidades por el día del amor y la amistad y se las devuelvo con una sonrisa.
Estoy en el patio de la escuela donde formamos cada día antes de entrar a las aulas y siento una mirada posarse en mí. Veo a Lucas que me está mirando con ojos de adoración y me fijo en que tiene algo en las manos: una caja de bombones. Se está acercando hacia mí.
Oh no, no otra vez...
Lucas es un chico que desde hace unos meses me ha insistido para que salga con él. Me ha dicho que le gusto mucho y que no se cansará hasta que diga que sí.
Cánsate ya, por favor, tú a mí no me gustas.
Al principio me dio ternura aunque no me moviera nada por dentro, pero ya se ha pasado de intenso. Cada vez que tiene una oportunidad me dice lo mismo y me toca a mí desviarle el tema o rechazarlo lo más suavemente posible para no herirlo. Se me están acabando las excusas porque al parecer en su cabeza no hay motivos para que yo no esté interesada en él y me los exige. Hasta me ha llegado a decir "Te amo ". ¿Cómo puede amarme si apenas me conoce? Odio que utilicen esas palabras sin tener sentido alguno, ni sentimientos verdaderos.
Lucas ya llegó hasta mí, sus ojos se iluminan y me dice nervioso:
— Felicidades linda, quiero darte algo.
Ese momento incómodo cuando tienes que rechazar a alguien que no te gusta y no sabes qué hacer o decir...
Fuck...
— Felicidades Lucas.
Extiende sus manos y me da una caja de bombones a la vez que me dice:
— Bombones para una chica tan dulce como tú.
¿Ahora qué le digo?
Pienso un poco en las palabras que diré para ser lo más correcta posible.
— Lo siento, no puedo aceptarlos, no quiero alimentar tus esperanzas. Lucas, no siento lo mismo que tú sientes, ya te lo he dicho y no quiero ilusionarte. Así que no los tomaré.
— Oh, entiendo, yo no te molestaré más. Perdón... — Dice mientras se le apaga la mirada, me parece ver sus ojos aguarse. Coge un bombón de la caja bruscamente, se lo lleva a la boca y se aleja.
Ok, eso fue raro...
Voy a donde está Alice y le cuento lo que me pasó, luego agrego:
— Todos perdimos algo aquí, yo perdí una caja de bombones, joder que ricos se veían.
— Cuanta maldad hay en ti Abby, eres una rompecorazones — Bromea.
— No es mi culpa ser tan irresistible — Digo moviendo mi pelo rubio modo diva y riéndome — Nah en serio, pobre Lucas, pero al menos él sí comió bombones, algo es algo.
— Del lobo un pelo.
Toca el timbre de la escuela, formamos y luego de recibir un discurso tedioso del director, todos caminamos hacia nuestras respectivas aulas.
Ya son las 12:00 y nos dan la noticia de que tenemos la tarde libre. Todos gritamos emocionados.
Llego a mi casa y me paso la tarde viendo películas románticas, uno de mis pasatiempos favoritos.
9:00pm
Comienzo a arreglarme. Me pongo el vestido rojo que tanto anhelaba estrenarme y me maquillo. Cuando termino, me pongo mis tacones más altos, son dorados y hermosos, pero así de lindos son igual de incómodos.
"Para lucir hay que sufrir", como dice mi tía.
10:30pm
Ya mis amigos vinieron a buscarme y yo salgo a recibirlos emocionada.
Son Alice y su novio Javier, llevan 2 años de relación, se ven muy lindos juntos, juraría que durarán toda una vida. Diana, otra de mis amigas. Y Zed, que lo arrastré a que viniera para acompañarme y no parecer un mal tercio junto a los tortolitos, porque Diana acostumbra a desaparecerse en el transcurso de la fiesta.
Zed me mira con fingido dramatismo y me dice:
— Me debes una — Él odia las fiestas, tuve que convencerlo con mi mejor chantaje emocional para que viniera y obviamente accedió, nadie se niega a la carita tierna que pongo cuando pido un favor.
— Bah, no seas dramático, a lo mejor hasta consigues novia de una vez.
— Muy graciosa.
— Lo sé, lo sé.
Mi mamá saluda a mis amigos y me dice:
— Abby deberías poner unas chancletas en tu bolso para el regreso, esos tacones son insoportables mi niña.
Me negué, pero ante su insistencia terminé accediendo.
Mi madre no suele aceptar un no por respuesta.
Nos despedimos de ella y salimos de mi casa rumbo a la fiesta.
Reímos por el camino a carcajadas como subnormales por las tonterías que vamos diciendo. Por cosas como esta los quiero tanto.
Los tacones comienzan a molestarme, ya me estoy arrepintiendo de habérmelos puesto y ni siquiera hemos llegado. Me agarro del brazo de Zed para sostenerme mejor. Cabe resaltar que es la primera vez que me los pongo. Las llagas que tendré mañana no me las quita nadie.
Llegamos a la entrada de la fiesta, hacemos una extensa cola para pagar la entrada y luego de media hora por fin entramos.
El local está repleto, apenas caben más personas.
Los odiosos tacones no me dejan ser completamente feliz, ya están molestando demasiado, mis piernas están temblando ¿Esto es normal? Nunca había tenido dificultades para caminar en tacones, pero hoy había debutado en grande con ese problema.
Espero que la noche mejore porque en estos momentos solo quisiera estar en mi casa tranquila, así apenas puedo moverme, mucho menos bailar.
Veremos que pasa...
Esto no puede empeorar ¿O sí?
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No olviden votar mis bracitos y bracitas :)
Los quiero UwU
Hasta el próximo capítulo 7w7
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Siempre tú
RomantizmUna historia de amor más, pero no cualquiera, la mía y al menos para mí, la más especial de todas...♡