CAPÍTULO 6 - "Todo lo que tú quieras"

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- ¿Sabes que me encanta cuando estás concentrada? – Levanté mi vista de mi libro para encontrarme con la sexy sonrisa de Diego. Había estado tan concentrada en mi libro de medicina interna que no había notado su llegada. – Tus labios hacen esos movimientos que llevan a volar mi mente.

– Sucio. – Volví mi mirada a mi libro.

Cuando Diego tenía intención de molestar era mejor ignorarlo para no dar alas a su “humor”.

– Tus labios podrían ser la perdición de cualquier hombre. – Me estremecí. Se había movido y su aliento cosquilleó en mi cuello.

– Cállate.

– Cállame. – Susurró. Su voz vibró en mi interior. Quería tanto poder hacer lo que su insinuación pedía.

Tomó todo de mí pensar en una respuesta. – Madura.

– Ya quisieras. – De alguna manera terminé recostada sobre mi cama mirando hacia él. Su cuerpo trepó sobre el mío cerniéndose. – Lo digo en serio. Podrías ser la perdición de cualquier hombre.

Dejé de respirar.

No podía pensar.

Mi corazón dejó de latir.

Santo Dios.

– Ahora… ahora quiero… – No era mi imaginación, su mirada iba de mis ojos a mis labios. – Quiero.

– ¿Becca, estás ahí? – Se apartó de golpe dejándome con mi cabeza dando giros.

Dos toques en mi puerta. Diego fue quién abrió dando paso a David quién traía una pizza para nuestra noche de películas. – Erika fue a la tienda por sodas y más comida chatarra.

– Ok. – Había logrado girar nuevamente sobre mi pecho y fingir que estaba concentrada en mi libro. Pero obviamente el temblor en mi voz no pasó desapercibido.

– ¿Estás bien?

– Si. Solo está estresada por la materia. –Diego respondió por mí.

– Así es. – Cerré mi libro de un golpe y me puse de pie. – ¿Qué vamos a ver?

– Rápidos y Furiosos 7. – Ambos dijeron el nombre de la película al mismo tiempo que no pude evitar reír.

El timbre sonó. – Debe ser Erika, seguro que olvidó sus llaves.

Me apresuré a abrir la puerta a mi amiga que regresó con grandes bolsas de comida chatarra.

Delicioso.

Pusimos en bandejas cada bocadillo y me dirigí a mi habitación mientras Erika servía las sodas.

Me detuve cuando la voz de David llegó a mis oídos. – No puedes decirme que no está enamorada si todo lo que hace es pensar en ti. – Debería dejar de escuchar conversaciones ajenas. Siempre terminan haciéndome daño. – Habla de ti como si fueras el inventor del aire, como si fueras quién puso la luna y las estrellas en el cielo.

– Es mi AMIGA. – Replicó Diego. – Nos queremos, es normal que nos idolatremos.

– No, no lo es. Ella está loca por ti y tú eres el culpable. Tú y tu maldito interés en no alejarte de ella.

– No tengo porque alejarme de ella.

– Le harás daño.

– No lo haré. Por lo menos sin una razón. – Se quedaron en silencio. - Estás enamorado de ella ¿Es por eso que no me quieres cerca, verdad?

Mi corazón se disparó. Y no quería, no entendía como Diego podía insinuar que David estaba enamorado de mí.

David era mi amigo, mi fiel amigo.

Un segundo antes y uno después de conocerte..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora