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Don't you know i'm not good for you?

El más alto lloraba desgarradoramente, sus ojos eran como el cielo de una tarde lluviosa en el frío noviembre mientras se removía en la cama en busca del calor que solía brindarle el rubio de ojos azules con el que había compartido toda su vida, sus buenos y malos momentos, besos y caricias los cuales habían durado solo un efímero momento en la infinidad del tiempo, al menos, eso parecía.

Se sentía terrible, culpable, todo se le había subido a la cabeza, por esa situación idiota en estos momentos estaba sufriendo, no podía culpar a nadie que no fuera a él mismo.

No fue Roger, tampoco fue la gente que los rodeaba. Él, solo él tenía la culpa. Sin sus celos espontáneos su pequeño seguiría a su lado.

Su pecho dolía y se movía con violencia debido a los incontrolables sollozos que provenían desde lo más profundo de su alma y corazón, el arrepentimiento y la frustración se apoderaban de cada milímetro de su piel, a cada minuto.

I've learned to lose you, can't afford to.

Todos los recuerdos llegaban a su mente como una ráfaga de viento, la cual destruía todo a su paso, era un tornado en su mente, el cual tenía efecto en su cuerpo y acciones.

No, aún no aprendía a guardar silencio. Nunca se quedó callado y eso le trajo tanto cosas buenas como desgracias.

Tampoco aprendería a vivir sin su Roger, no podía. No quería hacerlo, no lograba asimilar en qué momento lo había perdido, y los días continuaban pasando lento, él sabía a la perfección que su niño no volvería, y eso lo estaba matando, de manera figurada y literal.

No comía, no dormía, ni siquiera podía levantarse de la cama donde solía dormir con el blondo más hermoso que había pisado la tierra, su vida se había reducido a sollozos y gimoteos llenos de dolor punzante en su alma, en su corazón y en su mente. No podía seguir así.

Tore my shirt to stop you bleedin'

Y el peor recuerdo le golpeó con violencia la mente, haciendo que odiara tener los recuerdos de ese jodido día.



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—¡Vete al carajo! ¡Dios, eres como un puto niño pequeño! —claramente el alcohol en su cuerpo sobrepasaba los límites, Roger, a diferencia del rizado, estaba casi sobrio, a pesar de haber bebido más que su pareja. Al parecer el rubio tenía una mejor resistencia

—Brian, basta... —advirtió con una ceja alzada y la voz más firme que pudo salir de sus labios, mientras el resto de personas en el lugar los miraban, los juzgaban y cuchicheaban a sus espaldas, acción que molestaba a ambos.

—¡Por qué mierda me mientes! ¡Si dejaste de amarme solo tienes que decirlo! ¡Carajo, no es tan putas difícil! ¡Si prefieres acostarte con David está bien! ¡Solo deja de jugar con mis putos sentimientos y termina conmigo de una vez para que puedas hacer lo que quieras con él! ¡Si lo prefieres entonces al carajo la boda!

—¡Dios, cierra la puta boca! ¡No haces más que decir idioteces! ¡Terminaste con mi jodida paciencia! —gritó molesto el rubio mientras se levantaba de la silla, dispuesto a irse del lugar, sin embargo el más alto lo tomó de la muñeca, deteniéndolo.

—L-Lo siento Rog... yo...

—Suéltame, Brian

—Roger, mi amor... escúchame un momento

—Te veo en casa, colmaste mi paciencia y no quiero actuar fuera de mí, no insistas y suéltame de una vez —parló el rubio, Brian sintió un nudo en la garganta y soltó al ojizarco con lentitud, este último no esperó más y se dio la vuelta en dirección a la salida del establecimiento.

When The Party's Over •Maylor OS•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora